martes, 31 de agosto de 2010

Burgos, impunidad y reincidencia




Susi Pola

A finales de 2008, la Corte de San Francisco de Macorís liberó al pelotero Ambiorix Burgos, acusado entonces de haber matado en Nagua a dos mujeres, Josefina Minaya Martínez, de 38 años, y Angely Fañas, de 29, esta última hostigada por el jugador. Ellas transitaban en un motor y él en su Hummer del año y, de acuerdo a testigos, las atropelló pasándoles varias veces por encima.

La Corte francomacorisana revocó entonces la sentencia de la Jueza de Paz de Nagua, Nicolasa Zabala Hernández, dictando tres meses de prisión como medida de coerción. El tribunal colegiado, presidido por la jueza Delfina Amparo e integrado por Aníbal Medrano, Neifi Ventura y José Cabral, decidió la presentación rutinaria de Burgos ante el tribunal, que “no debía involucrarse en ningún tipo de problemas judiciales durante ese período”, y una fianza irrisoria sin impedimento de salida.

Ambiorix Burgos.

Ya en libertad, Burgos fue contratado por Los Toros del Este, y La Romana lo vio desplazarse provocativo por sus calles, montado en el vehículo con el que atropelló y mató a las dos mujeres en Nagua, generando indignación y manifestaciones de rechazo, de acuerdo a la prensa de entonces.

Cuando fue a jugar su temporada con los Mets de New York, Burgos mantuvo su perfil violento y peligroso y allí, el 14 de abril de 2009, abofeteó, empujó, dio patadas y amenazó de muerte a María López, su novia, diciéndole que “la policía no se metía con él porque era pelotero”, creyendo que estaba aún ante la complaciente Corte de Nagua. Pero allí fue condenado a 9 meses de prisión y deportado en septiembre de ese año para la República Dominicana.

El jueves pasado en la noche, Burgos secuestró a su ex cónyuge, Dilenia Reynoso Hernández, de 29 años, escondida en la residencia de la fiscal de Nagua, Agustina Castillo, por las amenazas de muerte del pelotero. Se la llevó a Santo Domingo, pero fue arrestado en el peaje del kilómetro 1 de la carretera Santo Domingo-Samaná, en su yipeta blanca, rescatando a la mujer a quien habría obligado beber el veneno “tres pasitos”.

Estadísticas internacionales señalan la tríada de la violencia masculina como fenómeno sociocultural a vigilar: los hombres son violentos entre sí, con las mujeres y consigo mismos, y esas mismas estadísticas determinan dentro del perfil masculino violento, un 15% de ellos que no regresan de sus violencias.

La judicatura debe preparar a jueces y juezas para enfrentar estos casos. De momento, clases especiales para los/as jueces/zas de la Corte de San Francisco de Macorís, Delfina Amparo, Aníbal Medrano, Neifi Ventura y José Cabral,

Santo Domingo, R.D., martes, 31 de agosto de 2010



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