Los reporteros y ejecutivos de medios tienen que lidiar con las presiones de los dueños y de otros poderes públicos y privados que tratan de limitar su trabajo
Los altos costos de producción de los medios tradicionales, la influencia del poder público y privado, y la concentración de empresas periodísticas en pocas manos, plantean retos para reporteros y ejecutivos que deben ejercer un oficio que tiene como norte el interés social.
La reflexión es fruto de un encuentro con tres maestros del periodismo a quienes les tocó -esta vez- criticar a su propio sector.
Osvaldo Santana, Rafael Molina Morillo y Juan Bolívar Díaz analizaron los problemas del ejercicio del periodismo y los medios informativos.
Rafael Molina Morillo, director de El Día; Osvaldo Santana, de CDN, y Juan Bolívar Díaz, de Teleantillas y Uno + Uno, analizaron la situación del periodismo dominicano en un momento de crisis económica global, en el cual parte de la población tiene acceso a la información digital y existe incertidumbre sobre cambios –o estancamientos- políticos en la sociedad dominicana.
Los tres abordaron los temas durante un conversatorio con Fausto Rosario Adames, director de CLAVE y Clave Digital, y Gustavo Olivo, editor jefe.
Con el encuentro, CLAVE quiso hacer un aporte al debate sobre el periodismo para conmemorar el cuarto aniversario de su fundación y el sexto de Clave Digital.
Críticos con su propio oficio, los invitados destacaron que los periodistas se enfrentan a problemas tan graves como los bajos salarios que obligan a los comunicadores a tener varios empleos, en detrimento de la calidad.
Santana plantea que un elemento fundamental de la crisis es la falta de rentabilidad económica de los medios. Destaca que muchas veces los periódicos, como empresas deficitarias, se convierten en dependencias de las grandes corporaciones, lo que atenta contra su autonomía.
“Entonces, ¿cuáles son los retos de las empresas periodísticas? Primero, reinventarse, a ver cómo pueden hacer un periodismo, no se puede decir liberador, ya eso ni se puede pensar, pero sí con cierta capacidad crítica. Los periodistas podemos jugar roles, y ahí vienen nuestros retos”.
La discusión se plantea en un país donde el público, por su nivel educativo, no siempre distingue entre el periodismo que apuesta por la calidad y el que se basa en la extorsión o el amarillismo.
“¿Por qué aquí un periódico o un medio de comunicación, puede hacer cualquier ´pendejada´ y la gente no lo sanciona? Más bien, aplaude la vulgaridad, el relajo, la chabacanería, qué sé yo, cualquier cosa. ¿Por qué? Porque los niveles educativos y de criticidad son muy bajos", enfatiza Díaz.
Al tomar en cuenta todos esos factores, Molina Morillo da una visión poco optimista de la situación actual del periodismo. “Me detendría en examinar lo que es (el estado de la profesión) y, con pena, tener que admitir que no es lo más deseable, porque hay mucha corrupción en las filas periodísticas; hay mucha venta de información o de silencio, y eso sin duda alguna que va en detrimento, no sólo del oficio, sino de la sociedad en general", enfatiza.
UN OFICIO CON CRISIS DE IDENTIDAD (1)
"Los problemas del periodismo o los límites del ejercicio de la comunicación no vienen sólo por el poder público, sino que también están bajo el influjo de otros poderes", dice Osvaldo Santana. Y así empieza a abordar un punto que considera crucial en el ejercicio de la profesión en estos momentos: la influencia de los grandes capitales en los medios, el impacto de lo corporativo en el oficio de informar. "El poder corporativo es una realidad e impacta, de una u otra manera, el sentido del ejercicio de la comunicación”, subraya el ejecutivo de CDN, quien además destaca, como un obstáculo para el buen periodismo, la situación económica precaria en la que viven muchos comunicadores. Dice que esto obliga a numerosos periodistas a combinar su trabajo en los medios informativos con empleos en el Gobierno para poder sobrevivir con sus "exiguos ingresos", que el ejecutivo califica en algunos casos de "vergonzoso". A su juicio, esa dualidad pone en aprietos al periodista y al ejecutivo de medios, quienes deben afrontar la situación “con cautela”, intentando que la ética se vea lo menos lesionada posible. A pesar de todo, considera que en las redacciones son más los periodistas honestos y comprometidos con la profesión que los que buscan hacer fortuna fácil.
Juan Bolívar Díaz plantea otro punto que afecta el ejercicio de la profesión no sólo en los grandes medios, sino también en espacios alternativos de Internet, radio y televisión: la feroz pelea por el pastel publicitario. "Este es un mercado muy pequeño, tenemos un aparato comunicativo muy grande y entonces el pastel publicitario, que es pequeño, se tiene que repartir entre muchos medios", explica. Díaz considera que la situación se agrava por la dependencia de la publicidad oficial, tanto de los medios tradicionales como de programas y proyectos de comunicación que se realizan en las provincias.
En este problema interviene otro factor, según Rafael Molina Morillo: parte de la sociedad apoya ese deterioro del oficio de los reporteros, al aplaudir la falta de profesionalidad y de transparencia. "La sociedad también contribuye a malear el oficio periodístico del país. Aparentemente, por lo menos -no sé si hay mediciones-, la sociedad aplaude los malos artificios que se ven en el ejercicio periodístico nacional, los aplaude, los busca, los fomenta, los estimula", dice.
LOS DESAFIOS DEL PERIODISMO (2)
“El primer desafío del periodista es contra su propia conciencia, el desafío de saber que está haciendo las cosas bien o que las está haciendo mal”, dice Rafael Molina Morillo al referirse a los retos que tienen los reporteros y los medios informativos en un escenario en el cual los factores económicos y los políticos que buscan adhesiones amenazan su supervivencia. Explica que “los desafíos de los medios pueden ser sus diferencias con el poder público, con los poderes fácticos de la sociedad, y el hecho de tener que enfrentarse con una cuestión de política contra esos elementos adversos”. Dice que los medios “tienen una mayor capacidad de resistencia, aunque no más voluntad de resistencia; son más fuertes, más sólidos, más poderosos”.
De su lado, Osvaldo Santana entiende que las empresas periodísticas tienen, ante los problemas económicos, el desafío de ser cada vez menos caras y costosas. Recuerda que a veces estas empresas pueden ser parasitarias y sustentarse en los capitales de sus dueños, lo que establece un límite. “Definitivamente, el gran reto del periodista es representar el interés público, el interés ciudadano”. Añade: “Nosotros, en esta relación de poderes, de intereses, jugamos ese papel y tenemos que convencernos de eso. Inclusive los mismos dueños tienen que entender que si bien son fundamentales para el negocio de la comunicación, tienen unos interlocutores a los que no les pueden decir ´Yes, Sir´, sino que son de alguna manera la expresión de la conciencia social, y que tenemos que jugar ese papel y es la divisa fundamental antes, ahora y por siempre”.
También Juan Bolívar Díaz muestra preocupación por los retos que tiene el periodista en un mundo en que existe una concentración de medios en manos de grandes capitales que, desde su punto de vista, “han incursionado en el periodismo buscando un poder de influencia sobre todo en países donde la institucionalidad democrática es tan débil como en República Dominicana (...) Ha habido grupos que han buscado medios, no pretendiendo hacer una nueva industria de producción y aumentar sus riquezas, no; conscientes de que eso implica un costo, pero la han tenido que buscar para defenderse”. Y recuerda: “Cuando los bancos incursionaron en la prensa, en aquello que una revista centroamericana llamó ‘el asalto de los bancos a los medios de comunicación’, hubo grupos económicos que entraron sin querer. Había un grupo, el Grupo Popular, que durante años estuvo vinculado a algunos medios, pero estaba renuente. Y hubo un momento en que decidieron incursionar en sus propios medios, simplemente, porque había otro grupo, con quien competía, que estaba monopolizando los medios. Así como suena. Y hay otros empresarios que han incursionado en las comunicaciones como un mecanismo -en la medida en que se han ‘importantizado’ sus capitales- para que los reconozcan, para romper un poco el monopolio de los grupos tradicionales del poder económico en República Dominicana”, dice.
EL COMPROMISO DE LA SOCIEDAD CON UN CAMBIO (3)
Para Juan Bolívar Díaz, la educación de la población será la clave que hará viable el nacimiento en República Dominicana de una sociedad más consciente de su papel crítico al momento de exigir una actuación ética a los medios informativos y a los periodistas. Entiende que de esta forma los dominicanos podrían demandar un ejercicio responsable, honesto, profundo y fuera del espectáculo con que algunos conciben el servicio de la comunicación social. “Nunca antes hubo una cantidad de periodistas tan grande empleados por el Estado. Yo creo que ha sido una política planificada, que es todavía más grave. Es una política planificada en términos de dominio político de la sociedad”, dice. Cuestiona a los políticos como responsables de este atraso social y asegura que las políticas asistencialistas que desarrolla el Estado, a través de programas, como Solidaridad, sólo contribuyen a “afianzar” y “estabilizar” la pobreza. Díaz comparte con Osvaldo Santana y Rafael Molina Morillo la idea de que en el país hace falta sobre todo elevar el nivel educativo de la población.
Mientras, Molina Morillo sostiene que, aunque se muestra pesimista en torno al ejercicio del periodismo, mantiene la esperanza de que la sociedad pueda reaccionar frente a los males que afectan a la profesión. “Ahí sí tengo yo esperanza en que se pueda todavía salvar el nivel ético que hace falta para los fines que se persiguen”. Y añade: “La prensa en sentido general, el periodismo, los periodistas, los buenos que quedan, tienen una oportunidad, si hubiera también al mismo tiempo un esfuerzo gubernamental y social en general por mejor los sistemas educativos del país a largo plazo”. Insiste en que el principal problema se presenta en la falta de educación en los valores, el hogar y la ética. Insiste en delimitar los problemas del periodismo a “todo a un problema de ética y de moral, individual, colectiva en la sociedad y, desde luego, en la comunicación también, en los periodistas...” Sostiene que el oficio de informar equivale a la facultad para expresarse libremente, sin ningún tipo de reglamentación, pero que la sociedad que percibe esa comunicación debe tener la capacidad de ponderar lo que vale desde el punto de vista ético.
Mientras, Santana reconoce que los periodistas veteranos se quejan muchas veces de la calidad y los valores de los jóvenes. “A veces pensamos las peores cosas, pero hay que volver al principio: somos el reflejo de la sociedad y de cada coyuntura que vive la sociedad”. Recuerda que la generación de Molina soñó un ejercicio del periodismo libre en una sociedad dominada por la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo Molina. Añade que, luego, la generación de Díaz vivió la etapa de posguerra, desde abril de 1965, y tenía un paradigma: una sociedad más justa que incluso podía parecer surrealista. En ese contexto, sostiene que los periodistas contaban con “vocación por una sociedad igualitaria, y probablemente empujó sentimental, emocionalmente y hasta en la práctica en esa dirección”. El comunicador lamenta que el periodista joven no tenga esos valores en un mundo en el que ya “terminaron las ideologías”. (Redaccion de Panky Corcino y Riamny Méndez/Orlando Ramos/Clave Digital )
Santo Domingo, R.D., jueves, 18 de marzo de 2010 http://www.clavedigital.com/App_Pages/Noticias/Noticias.aspx?id_Articulo=28114

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