sábado, 27 de marzo de 2010

Poses







Radhamés Gómez Sánchez


Por un escándalo de espionaje en la sede del partido rival, renunció el presidente norteamericano Richard Nixon en agosto del 1974.

Leonel aquí posa con un español acusado de estafa, apresado por narcotráfico en su país y ni siquiera explica por qué lo hizo, al pueblo que lo eligió tres veces para la Presidencia.

Lo que sueltan su asesor de drogas Vincho Castillo y su ministro de la presidencia César Pina, no puede ser más ingenuo. O reconfirma la ingenuidad que presumen del auditorio al que se dirigen.

Precisan ellos que el embajador de Colombia Jorge Garavito le presentó a Leonel ese empresario español. El propio Garavito lo dijo. Es como si el embajador norteamericano le presentara a Leonel un empresario chino.

El Presidente Fernandez posa con los Del Tiempo

El embajador de España es quien debe presentarle al empresario español a Leonel, no el colombiano. Pero hay más.

Por simple regla protocolar, si el embajador norteamericano lleva al presidente a un empresario norteamericano, no un chino, al momento de la fotografía aparecen los tres.

En el caso de Leonel, él posó para la fotografía solamente con el narcotraficante español y con su hijo que vivía aquí y que según se ha dicho pudo haber salido en un viaje ilegal a Brasil. Y todo porque los llevó a palacio el embajador de Colombia.

No es la primera vez que eso acontece con Leonel, que está muy mal informado o es muy ingenuo o es muy amigo de tales fotografías o carece de asesores. O no sabe nada.

Nelson Solano, extraditado a Estados Unidos por narcotráfico apareció en fotografías con Leonel y sus funcionarios, tras las contratas por miles de millones de dólares que el gobierno peledeístas le concedió. Más de cinco mil millones de dólares, se dijo.

Pina Toribio aclaró entonces que Leonel tampoco sabía que fuera un narcotraficante el hombre beneficiado con tan elevada suma de contratas de su gobierno.

Juntamente a las fotografías con Arturo del Tiempo Marqués y su hijo, las de Solano extraditado por narco cuando el gobierno de Leonel le otorgó las multimillonarias contratas, circula una del entonces candidato presidencial peledeísta en Europa con individuos que fueron apresados después por narcotráfico.

Mas Leonel nada dice. Nadie le pide que haga lo que hizo Nixon en agosto del 1974, por el escándalo de espionaje en el local del Partido Demócrata.

Pero merece el pueblo dominicano una explicación del presidente, si no una sanción contra quien o quienes lo exponen a aparecer públicamente con narcotraficantes. (¿Y el asesor de drogas, qué hace?).

Ministro de Salud, Bautista Rojas Gomez

El desplante tampoco es exclusivo de Leonel. Igualmente hacen sus funcionarios frente a cada escándalo que ellos deciden dar por cerrado con su sola palabra. Por citar uno, el ministro de Salud cerró el caso de su hermana a la que contrató en el 2005.

Igual hizo Reynaldo Pared, con el escándalo de los barrilitos. Lo cerró con su palabra.

El aspirante a ser reelecto alcalde ni una palabra dijo. Dejó plantada a la membrecía de la Cámara Americana de Comercio para presentar su oferta de campaña junto con Alfredo Pacheco, candidato del PRD.

Ni Bauta, ni Roberto ni Leonel explican de sus actos al pueblo que los mantiene cobrando en sus posiciones. Y cuando abren la boca, mienten como con la SunLand o cualquier contrato.

Que para hacer lo que hacen tienen la mayoría, y desprecian al pueblo al momento de rendir cuentas.

Ministro de lo Interior, Franklin Almeyda

Creídos, poseídos, se mantienen en su galaxia reconfirmando el aserto de Franklin Almeyda de que este pueblo está dividido en dos: corruptos y peledeístas; ellos y nosotros. Son dos caminos, el bueno y el malo.

Por eso posa Leonel con quien le da la gana y nada tiene que explicarle al pueblo que lo eligió. Son poses de orgullosos, fatuos, creídos, confiados, poseídos.

Santo Domingo, R.D., sábado, 27 de marzo de 2010

ragosa@gmail.com

1 comentario:

Anonymous dijo...

Creo que el problema hay que buscarlo en el origen y condicion de clase, y en el como se han soliviantado social y politicamente en un mundo que todavia les parece irreal.

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