Mi voz escrita //
Jorge Herrera
En el artículo anterior expresé que luego del “jalón de oreja” al jefe de la Policía boricua por su incontinencia verbal, y su inmediata salida en reversa, nadie puede asegurar si, en el sainete montado, Figueroa Agosto termina como héroe o villano. Además manifesté mi temor de que, por falta de tacto en el manejo del caso, lo que podría ser un buen argumento para una película taquillera, al final resulte un tollo que no merezca la calificación de clavo.
Luego de meditar con serenidad, confieso que fue un exceso de mi parte. La torpeza de algunos autoestimados y de potenciales “extras” en un eventual filme, se debe a que no conocen su rol en el guión.
Pienso que Sobeida sí está consciente de cuanto ha hecho, hace y hará, desde que decidió seguir los consejos de su entonces esposo Eddy Brito, ya comprometido hasta el tuétano, y, a lo mejor, “caliente con el boss”. Se me ocurre que Brito le ofrendó su mujer a Figueroa Agosto como prueba de lealtad, y que ella, sin opción, aceptó para librarlo de un destino indeseable.De ser así, Sobeida sería una víctima, y no una bandida como algunos defensores a ultranza de la moral social quieren que la traten los medios de comunicación, sólo porque en las crónicas se resaltan sus innegables y encantadoras cualidades físicas y el donaire con que enfrenta la difícil situación en que se encuentra, tal vez por ingenuidad.
No descarto que, ya “enredada en las patas de los caballos” y a sabiendas de la imponente personalidad de que la proveyó la evolución darwinista o el Dios de quien tanto hablan incluso muchos farsantes en las iglesias, Sobeida se haya planteado la disyuntiva del “o to´ toro o to´vaca”.
Avanzo que para la aplicación de la ley en este asunto habría que recurrir al Derecho Comparado, a los fines de homologar conceptos. No basta lo que prescriba el canon anglosajón que rige en Puerto Rico ni lo que estipule la regla francesa vigente en nuestro país. Aún sus mandatos fueran taxativos, lo serían en sus respectivas jurisdicciones. Jamás, en las dos.
De modo que, en lo que el hacha va y viene, el proceso va para largo. Tan largo, como la despedida de un borracho…
Santo Domingo, R.D., viernes, 30 de julio de 2010
(jorgerrera15@hotmail.com)
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2010/7/30/55909/Mi-voz-escrita

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