sábado, 7 de agosto de 2010

Con el mismo estupor, percibo la presencia del hombre aquel



Esto pienso, esto creo //
Rafael R. Ramírez Ferreira

Porque… Llega un momento, que no importa el enemigo, sino la causa por la que se pelea.

Trataré de concluir este tema ahora, y quiera Dios que para siempre, aunque sé, a conciencia, que el sólo pretenderlo es pura utopía. Pero, cada vez que escucho discursear ya sea en la inauguración de una gran obra o hasta una letrina, y sea ministro, “académico” o alcahuete, civil o militar, con el consabido san Benito; “por inspiración del superior fulano”, “Por la iniciativa del jefe zutano”; “por la clarividencia de perencejo”, me viene el mismo cuestionamiento.

Para qué están todos estos mequetrefes, sin carácter ni iniciativa, -a confesión de culpa relevo de pruebas-, admiten que no piensan ni son capaces de ideal cualquier iniciativa, ya que todo está a expensas de la “iniciativa” del jefe tal. En ese momento, sólo me viene a la mente que es verdad de acuño lo que muchos comentan hasta en las peñas de algunos intelectuales, sobre la vigencia de la dictadura, argumentando que desapareció la figura del tirano, no así su obra.

Fíjese usted en las “preciosidades” más abajo, para ver si es similitud, coincidencia o qué, entre lo que ocurría en aquellos aciagos días y el discurso y accionar que se ha mantenido por casi cinco décadas, después de la muerte del hombre aquel: “ Estamos seguros de que nuevos hitos de progreso se levantarán para gloria y pedestal del primer centro que irradió luces del saber al continente americano, porque el gobierno dominicano (…) así lo desea, siguiendo las directrices de protección a las ciencias y a las artes que ha trazado, lleno de amor para el pueblo, el Jefe Único e insigne”.

“Cuando se quiebren en púrpura los últimos destellos sobre el penacho puntiagudo que corona esta estructura, habrá como una cadena de rubíes extendida por los contornos de la patria, amasijo de ciencia y luz derramada por Trujillo sobre la frente de su pueblo”.

Rafael Leonidas Trujillo Molina

“Ningún homenaje puede ser más ajustado a la personalidad intelectual de Trujillo, reconocido como Estadista de Maestros y Maestro de Estadistas, que la defensa de pueblos y naciones oprimidas, cuando esta exaltación emana de la tribuna de una generación universitaria que ha forjado”.

“La voluntad que fatigó al heroísmo en todos los campos de la acción constructiva y pacífica de la República, y que llegó a nuestra Universidad para animarla con el milagro de la resurrección, tiene un nombre ilustre y una historia ejemplar…”.

“Aquí estamos, señores, con el corazón pletórico de emoción para dejar constancia de nuestra inquebrantable gratitud, lealtad y adhesión al perínclito varón de San Cristóbal, que lleva sobre sus hombros cinco estrellas, como faros de luz, iluminando la República en bendiciones de paz”.

“Esta patria fue concebida por los trinitarios Duarte, Sánchez y Mella, a cuyos ideales cifrado en las inmortales palabras Dios, Patria y Libertad, ha dado el Generalísimo Trujillo realidad, esplendor y vigencia efectiva”.

“La genial clarividencia del artífice que ha creado tales organismos para vitalizar…” bla, bla, bla.

Y quizás, sólo quizás, para celebrar todas estas ocurrencias con las que algunos perversos envenenan la mente de la juventud con monstruosidades parecidas, y pretenden acorralar a otros timoratos que se quieren hacer los pendejos, y además, para hacer más bulla a las payasadas de ciertos y determinados ministros y aprovechados, tanto civiles como militares, sería “mucho bueno”, importar por cajas y cajones, cientos de miles de vuvuzelas, para escandalizar por calles y callejones, tantos desaciertos, actos de circo e indelicadezas que a diario vemos, vivimos, aceptamos y callamos.

A todo esto, quizás como sentencia maldita, en esa época, todo un culto personaje expresó: “La cátedra de Trujillo empezó en 1930; y que nunca acaba, porque Trujillo nunca acaba”. Carajo, cuantas desgraciadas y bochornosas coincidencias. ¡Que suenen las vuvuzuelas! ¡Sí señor!

“Los príncipes nunca carecen de adulones que los halaguen; ambición que los deprave; ni deseos que los corrompan”. Platón.

Santo Domingo, R.D., sábado, 07 de agosto de 2010

(rafaelelpiloto1@hotmail.com)
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2010/8/7/56676/ESTO-PIENSO-ESTO-CREO
http://www.desdemiescritoriord.blogspot.com/

No hay comentarios:

Translate