jueves, 12 de agosto de 2010

“Yuyo” confiesa




Al día //
Juan José Ayuso



En las columnas 1-3 de la página 3 de “El Caribe”, 26 de enero de 1960, esta reseña: “La familia D’Alessandro Tavárez publica un aviso donde ofrece la suma de mil pesos a quien le suministre información acerca del paradero de su hijo Guido D’Alessandro, alias Yuyo”. (“La Era de Trujillo. Cronología 1930-1961”, tomos I y II, 2007, Fernando Infante).

En “Lucha contra Trujillo. 1930-1961”, del autor de la columna y en proceso de edición, a la cita de la reseña sigue este párrafo:

“Al parecer, D’Alessandro Tavárez, parte de la conspiración del 14 de Junio, había sido requerido en su casa por los miembros del SIM y la familia negaba conocer su paradero. De ahí que recurriera a esa publicación, aunque quizá sabía cómo había logrado escapar del país...”

Gente de honor, la familia D’Alessandro Tavárez negaba con la publicación de su aviso toda posibilidad a redactar una de las cartas de “repudio” que familiares de los conspiradores apresados en ese mismo enero hacían publicar en “El Caribe” y “La Nación”, periódicos de la tiranía, los únicos en el país.

(El expediente de los “repudios” fue utilizado por parientes de complicados en tramas y conspiraciones, incluso de asesinados, para negar conocimiento de sus actividades y tratar de salvar así las vidas, puestos públicos o privados y bienes familiares).

A pesar de que el ingeniero Guido D’Alessandro, el padre, había sido contratista del tirano Rafael Trujillo, labor con la que se enriqueció, la familia que formó con doña Carmen Tavárez Mayer inculcó a sus hijos los valores de la honradez, la dignidad y la solidaridad, profundizados en colegios y en la enseñanza superior.

Aldo, hermano menor de “Yuyo”, fue asesinado por la tiranía y Armando, mayor, fue apresado junto al “movimiento conspirativo celular” del Movimiento 14 de Junio.

Ramfis Trujillo junto a otros militares. En primer plano, Joaquin Balaguer.
La confesión de D’Alessandro Tavárez en el sentido de que “Ramfis” Trujillo precipitó su acción anti-trujillista, al forzarlo a presenciar primero uno y después varios de los asesinatos de expedicionarios del 14 y 20 de Junio de 1959 en la base aérea de San isidro, debe ser un homenaje de este hijo a sus padres, a sus hijos y a los años que a partir de 1959 dedicó a la lucha por la democracia, aquí, en el extranjero y de vuelta a la patria.

Y ejemplo para que los cadetes y tenientes de la Aviación que han callado por cincuenta años, en homenaje a sus padres, a sus hijos y a ellos mismos, hagan el acto de conciencia de confesar su forzada complicidad en los crímenes.

Santo Domingo, R.D., jueves, 12 de agosto de 2010

(buenapila@yahoo.es)
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2010/8/12/57179/Al-dia
http://www.desdemiescritoriord.blogspot.com/

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