Carlos López Damm
El día 30 de septiembre fue un día aciago para la institucionalidad democrática ecuatoriana, cuando fuerzas adversas al proceso político que el presidente Rafael Correa Delgado viene conduciendo por encargo del pueblo ecuatoriano, intentaron su interrupción con el riesgo de causar la muerte misma del Primer Mandatario.
Fue una jornada de luto para el Ecuador, pero fue también la oportunidad para escuchar la solidaridad continental, y dentro de ella, la solidaridad dominicana con la democracia del Ecuador.
Desde la temprana preocupación por la suerte del sistema democrático ecuatoriano, expresado en sendas declaraciones de los primeros mandatarios, Leonel Fernández y Rafael Alburquerque, en las que expresaron “su respaldo al gobierno del Ecuador” y rechazaron “la tentativa de sectores policiales de desestabilizar el sistema democrático”, a las manifestaciones de las más altas cabezas del Partido Revolucionario Dominicano, Hipólito Mejía y Miguel Vargas Maldonado, junto a la del presidente de la Cámara de Diputados, Abel Martínez, “instando a los parlamentos iberoamericanos a una campaña de opinión pública en solidaridad con el pueblo del Ecuador”, dieron cuenta de algo que fue unánime en la sociedad dominicana, la suspensión de las discrepancias internas y el rechazo al golpismo que amenazaba al Ecuador y tendía a institucionalizarse nuevamente, como recurso político de las fuerzas no democráticas en el continente.
El embajador López
Damm, rodeado de personalidades dominicanas, en el Altar de la Patria. En manifestación en el Parque Independencia, el mismo día 30 y en expresiones públicas en la sede de la Embajada del Ecuador, dejaron oír su voz de aliento a los demócratas del Ecuador, entre otros cuya lista es extensa, el Movimiento de Izquierda Unida, el Frente de la Revolución, el Movimiento Independencia Unidad y Cambio, el Partido Demócrata Institucional, el Movimiento Popular Dominicano, la Junta Popular de Organizaciones Barriales, la Fuerza Boschista del PLD, el Foro Renovador del PRD, el Círculo Bolivariano de Periodistas de República Dominicana.
El sector académico, con las autoridades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y su Rector Magnífi co a la cabeza, también hizo presencia, con su tradicional espíritu contestatario, respaldando al gobierno del Ecuador e incluso comprometiendo su presencia solidaria en el mismo Quito; mientras los docentes de la “Escuela República del Ecuador”, representativos de la educación media y primaria, suscribieron su propio manifi esto, comprometiendo sus voluntades con la defensa de la institucionalidad democrática.
Importante fue la voz de aliento de los jóvenes de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina, a través de su líder, el dominicano, Franklin Rodríguez; como lo fueron las expresiones de condena al golpe, realizadas por editorialistas, articulistas, directores y conductores de informativos de radio y televisión, los cuales desde plurales puntos de vista e ideologías, fuese cual fuese su interpretación de los hechos, dejaron constancia de la solidaridad dominicana con la democracia ecuatoriana.
Dentro de este conjunto de hechos hay un lugar común en República Dominicana como en toda América Latina, la superación del silencio frente al golpismo y el nulo espacio político que tienen las manifestaciones de facto contrarias a la institucionalidad democrática.
Quizá, parafraseando al líder ecuatoriano de la Revolución Liberal, general Eloy Alfaro, aquí también “hizo falta que llegue la hora más obscura, para ver el amanecer”. (El autor es embajador del Ecuador en República Dominicana.)
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