Atisbando //
Bonaparte Gautreaux Piñeyro
Un mandatario que se respete se ocupa de que la casa esté en orden
Atacar para defenderse se convierte en un boomerang que golpea a quien asume tal modo de defensa, es como el gargajo que se escupe hacia arriba. No sabía que a Leonel le gustaba tanto el boxeo que practicaba con tal frecuencia el engañar a los contrarios y al pueblo. Ha confundido el espacio del león y en vez de ir a un circo se metió en el campo del buey y como en el cuento que relataba Juan Bosch, huyó de dos toros y a lo lejos vio dos ventanas, para escapar se lanzó por una de las ventanas y, como era tuerto, lo hizo por la ventana que no era y lo cogió el toro que era. El boomerang arrojado el domingo último se le ha devuelto.
Cuando un Presidente falta a la verdad, como le decía Juan Bosch a Joaquín Balaguer, irrespeta al pueblo porque del mandatario se espera una conducta ajustada a principios morales insoslayables.
El mandatario debe adecuar sus ejecutorias a las necesidades del pueblo, sin mentiras, sin demagogia; se gobierna para hoy pero también se gobierna para mañana. El mandatario tiene que respetar la Constitución y las leyes y hacer que los funcionarios de su Gobierno asuman la misma conducta. Un mandatario que se respete tiene que ajustar su gestión económica a vigilar que los fondos públicos sean aplicados conforme a la Ley de Gastos Públicos y no rellenar el Presupuesto con crecientes préstamos nacionales y extranjeros que comprometen el futuro, desconociéndose qué se hace con los fondos así obtenidos. Un mandatario que se respete asume como responsabilidad personal vigilar para que sus funcionarios no engrosen sus bolsillos con los dineros del Estado, como ocurre hoy que se denuncian escandalosos casos de corrupción. Un mandatario que se respete debe accionar conforme a los mecanismos que la Constitución pone en sus manos y proceder contra los funcionarios que violen sus principios y las leyes de la República.
Un mandatario que se respete se ocupa de que la casa esté en orden y aquí lo que tenemos es:
-una corrupción escandalosa
-aumento de la violencia que cobra vidas útiles un día sí y el otro también
-auge del narcotráfico que involucra, como nunca, autoridades uniformadas (hay la percepción de que detrás de los apresados permanecen ocultos capos de alto nivel)
-descuido de la educación y la salud.
¿Con qué cara habla un mandatario que no ha resuelto un solo problema y sí ha creado muchos?
Su broma de mal gusto sobre el cólera lo retrata de cuerpo entero ¿Y así se atreve Leonel a hablar de seriedad? ¿Cuál?
Santo Domingo, R.D., sábado, 20 de noviembre de 2010
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