lunes, 31 de enero de 2011

Ese embuste es mentira

 Andy Dauhajre

Este es un país muy especial.  Que recuerde, ningún otro país del planeta ha tenido la suerte de leer artículos sobre encuestas escritos por un expresidente de la República y  de nuevo aspirante a la candidatura presidencial de su partido. 

Eso fue lo que sucedió el viernes pasado cuando El Nacional trajo en sus páginas un artículo de Hipólito Mejía titulado “Encuestas y precampaña en el PRD”.

El expresidente dice creer en las encuestas, pero sólo hace referencia a aquellas que lo colocan encima.  Específicamente, una del Centro Económico del Cibao, contratada por él y Luis Abinader. 

Otra de la firma Asisa, una firma que trabaja para el presidente Leonel Fernández, a quien inteligencia no le falta para saber que estimulando pleitos a lo interno del PRD, allanaría de nuevo el camino a una nueva reelección. Y menciona, finalmente, la encuesta Gallup-HOY de junio del 2010, la cual, a lo interno del PRD, colocaba a Hipólito Mejía con 43% y a Miguel Vargas con un 36%. 

El patrón es claro: creer y defender únicamente las encuestas que le hacen las firmas que él y Luis contratan, y las independientes, si y solo sí, lo colocan arriba.  Todo lo demás, desde su punto de vista, es basura.

La encuesta a la cual el expresidente dedica más espacio en su artículo, es la que realizó a principios de enero la firma de mi apreciado amigo santiaguero, Leonardo Aguilera, el Centro Económico del Cibao (CEC).  Según el CEC, a principios de enero, Hipólito registraba una preferencia a lo interno del PRD del 57%, mientras que Miguel Vargas marcaba un 41%. Esa le gusta a Mejía. En esa cree.  Y por eso la publicita. Y hace lo correcto. 

Hipolito Mejia. 


La publicación de encuestas sirve para transmitir optimismo a los dirigentes y la estructura de dirección de los proyectos políticos, que son los únicos realmente impactados por esa publicidad, pues las bases de los partidos, cuando son testeadas en focus groups, afirman no creer en ninguna de las encuestas. 

De lo anterior se deriva que si un determinado precandidato lo que tiene es una porción muy reducida de la estructura de su partido, el impacto de publicitar esas encuestas contratadas por dicho precandidato,  es muy limitado. 

Estamos conscientes del impacto  devastador que tuvo en el proyecto de Hipólito Mejía la publicación de la encuesta Gallup-HOY realizada en noviembre del 2010, y en la cual Miguel Vargas, a lo externo supera a Hipólito, 44% a 30% y a lo interno del PRD, aparece con una preferencia de 52% mientras que Hipólito cae a 40%.  Esa encuesta, el expresidente, por razones obvias, no la menciona en su artículo.
Tampoco menciona, otra encuesta independiente, la de la Hamilton Campaigns, realizada en enero de este año,  aplicando una metodología similar a la de la Gallup-HOY, y en la cual Miguel sube a 63% e Hipólito baja a 35%, generándose una ventaja de Miguel sobre Hipólito de 28 puntos.

La tendencia que van delineando las encuestas independientes Gallup-HOY y Hamilton Campaigns, es consistente con el pronóstico que ha hecho la firma Mercado y Cuantificaciones, de Wilson Rodríguez y que señala que de mantenerse la tendencia que han venido registrando las encuestas que ha realizado desde el año pasado, Miguel terminará ganando la convención con el 72% de los votos, contra un 28% de Hipólito Mejía.

Miguel Vargas en Montecristi. 

Un elemento que debe ser resaltado es que ninguna de las encuestas, sean independientes o contratadas por los candidatos, incorporan el efecto que tiene en la votación el hecho de que quien controla la mayoría de la estructura de un partido político, el día de la elección tiene ventajas en lo referente a la capacidad de llevar a sus seguidores a votar. 

Eso lo saben los perredeístas, los peledeístas, los reformistas, y todo que el que tenga dos dedos de frente.  La realidad es que con Miguel está el 88% de los presidentes zonales del PRD; el 83% de los presidentes de distritos municipales; el 87% de los presidentes municipales; el 88% de los presidentes provinciales; el 74% de los diputados; el 79% de los directores de distritos municipales; el 80% de los regidores; y el 91% de los alcaldes. Y como si esos porcentajes de apoyo no fuesen suficientes, suben por hora a medida que crece el número de dirigentes que antes estaban con Hipólito y migran hacia Miguel. 

Por eso Hipólito, ante el éxodo de la reducida estructura que tiene hacia el proyecto del triunfo que encabeza Miguel, y sabiendo que la dirigencia perredeísta es sensible a las encuestas, toma su pluma y escribe sobre “sus” encuestas, en un acto que podría estar reflejando ciertos niveles de desesperación.

Cuando un candidato tiene que llegar a ese punto, el mensaje entre líneas es claro: “recojan, que esto se jodió.” Mensaje que es reforzado por sus colaboradores cercanos que ya comienzan a decir en radio y televisión y a escribir en la prensa que Miguel ganará la convención, no porque tiene el 83% de las estructuras y las bases del PRD, sino porque hará fraude.

Patalear anticipadamente nunca ha sido una estrategia exitosa. Mucho menos, cuando las encuestas que usted utiliza para decir que está arriba, pueden incorporar “errores metodológicos” que las llevan a predecir resultados totalmente contrarios a los que finalmente se verifican el día de la elección.

Recordemos, por ejemplo, que el CEC, que es la firma que trabaja para Hipólito + Luis, para las elecciones congresuales del 2010 fue contratada por el alcalde de La Vega, Fausto Ruiz.  El CEC, a pocas semanas de las elecciones, pronosticó que Fausto Ruiz ganaría arrolladoramente pues en ese momento tenía un 63% de las preferencias contra un 30% que tenía Alexis Pérez del PLD, para una ventaja de 33 puntos.

Ese posicionamiento me sorprendió, pues tuve a acceso a una encuesta de la firma CID-Gallup que decía que ambos candidatos estaban empatados, Fausto con 44% y Pérez con 43%. 

¿Qué pasó el 16 de mayo? El candidato del PLD, Alexis Pérez ganó con el 50% de la votación, superando por un punto a Fausto Ruiz. Algún “problema metodológico” exhibió en ese momento la muestra del estudio de la CEC.  Sólo así se explica un error de predicción que alejó el pronóstico a 34 puntos de distancia del resultado final. 

Lo mismo sucedió  con la encuesta del CEC para la provincia Valverde.  Semanas antes de las elecciones del 2010, el CEC pronosticó que Yayo Matías sería el ganador de la senaduría de Valverde, pues estaba encima, con 58% de las preferencias, de Manuel Güichardo del PLD, que apenas tenía un 33%.

La ventaja de Yayo, según el CEC, era de 25 puntos. El resultado final fue que el candidato del PLD ganó 52% a 47%.  De nuevo, los “problemas metodológicos” que exhibió la encuesta de la CEC en ese momento, la alejaron por una distancia de 30 puntos del resultado final.

El caso más famoso de  “problemas metodológicos” en encuestas de la CEC fue su desacierto en la elección de la alcaldía de Santiago. La CEC, que trabajaba para José Enrique Sued, decía que en el peor de los escenarios, Sued derrotaría a Serulle 58% a 40%, con un margen mínimo de 18 puntos.  Al final, Serulle derrotó a Sued 49% a 45%, con lo cual el pronóstico del CEC se alejó 22 puntos de la realidad. 

Y precisamente, luego de esa cadena consecutiva de “imprecisiones” en las encuestas del CEC, la firma, que trabaja para Hipólito + Luis, afirma que Hipólito está arriba.  Me imagino lo que están pensando en estos momentos Fausto Ruiz, Yayo Matías y José Enrique Sued sobre este pronóstico de la CEC a que se refiere en su artículo Hipólito Mejía.

No voy a criticar al expresidente por tomar la decisión de escribir sobre encuestas.  Mi objetivo tampoco es el desacreditar el trabajo profesional de amigos míos que tienen años de experiencia en el mundo de las encuestas. 

Como dirían Hipólito y Leonardo, Andy es un buen economista, pero de política y encuestas, no sabe nada.  Y tienen razón. Me siento más cómodo con la teoría del valor de Debreu, los modelos de generaciones yuxtapuestas de Samuelson, y la teoría macroeconómica recursiva de Sargent. De política y encuestas, no sé nada. Son temas muy complicados para mí.

Es por eso que siempre busco asesoría cuando entro en un área para mí desconocida. En el caso de la política, uno de mis asesores gratuitos es un expresidente del cual he aprendido mucho. 

De él aprendí lo peligroso que es emborracharse del poder, pues cuando eso ocurre, somos capaces de tomar decisiones absurdas, como la de lanzar un proyecto reeleccionista teniendo el 90% del país en contra. Son lecciones tan poderosas que hasta los que “no saben de política” entienden.

Qué bueno que el PRD de hoy es dirigido por alguien que, según el expresidente, “no sabe nada de política”, pues al no saber, “cometió el error de prohibir la reelección presidencial consecutiva”, con lo cual,  aparentemente “sin darse cuenta”, restableció el principio de la no reelección por el que siempre luchó José Francisco Peña Gómez.

Y en materia de encuestas, tengo un asesor de primer orden. Es un querido amigo mío, que en privado, siempre me ha dicho la verdad.  Hace unas semanas me visitó y me dijo “Luis renunció a la candidatura porque apenas tenía un 2%, por lo que el impacto de la alianza Hipólito + Luis no afecta a Miguel.

Según nuestras proyecciones, Miguel deberá de terminar entre un 70% a un 75%.” Cuando le pregunté de las encuestas pagadas por el Gobierno que colocaban a Hipólito encima de Miguel, me dijo lo siguiente: “Mi querido Ayatollah,  los cibaeños tenemos un dicho muy apropiado en esos casos: Ese embuste es mentira”.

Santo Domingo, R.D., lunes, 31 de enero de 2011.

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