Eduardo Alvarez
Primordiales aspectos vinculan la estirpe de una marca a la de sus creadores. Con el lema “Lo mejor o nada” la alemana Mercedes Benz parece reivindicar sus orígenes, al conmemorar el 29 de enero 125 años de haber patentizado su primer vehiculo, un triciclo motorizado. Dejemos que la Mercedes celebre y cuente su historia. A nosotros nos toca recordar la que dio origen al linaje de un nombre asociado, incuestionablemente, a la calidad y accionar del pueblo germano.
Durante las duras jornadas que lo llevaron a conquistar provincias hispanas, galas, germanas, británicas y helvéticas, Julio César quedó asombrado de la valentía y resistencia de los soldados germanos.
Destaca, en su diario sobre las Guerras de las Galias que los hombres del general suevo Ariovisto solían optar por suicidarse o morir a mano de sus aguerridas mujeres en vez de retirarse. De los pocos adversarios que respetó, honrándolo como rey de los germanos, a pesar de haberlo derrotado en el 58 a. C.
Vercingétorix arroja sus armas a los pies de Julio César, por Lionel Noel Royer (1899).
Ariovisto había conquistado una enorme faja de las Galias tras pasar el Rin. Cesar, con la sombrilla del sólido prestigio romano, era el único que intimidaba a los germanos. Destaca el gran romano, sin embargo, que su igual alemán hizo caso omiso a una invitación que le formulara para evitar las hostilidades. “Si tuviera algo que pedirle a él [César], habría ido en persona a buscarlo. Como es él quien pide verme, corresponde al romano venir en mi busca”.
Observa el general romano que los alemanes solían combatir juntos a sus esposas e hijos, quienes montados en un carro, les gritaban y amenazaban para animarlos y mantenerlos en pie de lucha, so pena de sacrificar a quienes emprendieran la huida o tocasen retirada.
Había vencido con menos dificultad a hispanos, galos, helvéticos y belgas. Fue con los británicos y germanos, tan tozudos como bizarros, con quienes César debió emplearse más a fondo, guardando para estos adversarios tratamientos y honores dignos del recio espíritu de competidores que, durante más de dos mil años, han trocado sus fuerzas en calidad, asumiendo, en la industria y la tecnología, la categoría state of the art, reservada por Aristóteles [384 a. C-322 a. C.] al nivel más alto de desarrollo y atributos conseguidos, en un momento o producto determinado.
Santo Domingo, R.D., sábado, 29 de enero de 2011.
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