El Bulevar de la vida
Pablo Mckinney
Cierto perredeísmo desmemoriado y maquiavélico, nuestra izquierda despistada y resentida, el PRD y su flagelación de casi siempre son una incitación al mayor de los caos nacionales, digamos que al “Baninter político” que ya hemos anunciado y que nos falta padecer a los dominicanos para al fin reaccionar y dejar de traicionar y traicionarnos.
Lo ocurrido el pasado martes en la Cámara de Diputados, donde al ser acogidas las observaciones del Poder Ejecutivo a la Ley Orgánica del Consejo Nacional de la Magistratura mediante la mayoría simple se violó el artículo 112 de la Constitución, es el más grave atentado a nuestra democracia, desde que en 2002 el PPH compró una modificación constitucional para la reelección.
A partir de lo ocurrido el martes, cualquier presidente del Ejecutivo podrá mediante observaciones a una Ley Orgánica convertirla en Ley Ordinaria, y con la mitad más uno del Congreso hacer con ella lo que le venga en ganas.
Esto no será una puñalada trapera a la Constitución, un cueril navajazo al Congreso Nacional y a nuestra democracia, pero, joder, ¡cómo se le parece!
Mientras esto ocurre y peligra la seguridad jurídica del país, las aéreas protegidas por Ley de Medio Ambiente y todo lo que es importante -y por eso está protegido por leyes orgánicas-; el PRD se autodestruye y demuestra una vez más su incapacidad para gobernarse lo que le aleja de la autoridad política para gobernar al país; y la izquierda, despistada como siempre, nos invita a la presentación de un tal Frente Amplio más estrecho que Gibraltar.
¡Qué vaina! Ahora resulta que los grandes defensores de la democracia, la constitucionalidad, la seguridad jurídica, las áreas protegidas, no son el PLD socialista de Bosch, el PRD socialdemócrata de Peña ni la izquierda democrática de nadie, sino el CONEP y sus marqueses del dinero, con su hija menor la ANJE, la Patronal con su duquesa, ay, la FINJUS y sus intelectuales, la embajada y sus amigos.
¿Y entonces?
¿Dónde está el camino?
¿Quién organizó este cementerio de sueños destrozados?
¿En qué jodido momento se marcharon de este país la sensatez y la razón?
Menos mal que en Casa de Teatro todavía fían, y hace ya mil años que la poesía de Silvio Rodríguez nos salvó por alentarnos a no ser:
“testaferros del traidor de los aplausos/servidores de pasado en copa nueva/ eternizadores de dioses del ocaso”.
Santo Domingo, R.D., lunes, 21 de marzo de 2011.
http://www.elnacional.com.do/opiniones/2011/3/21/78309/El-Bulevar-de-la-vida
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