martes, 29 de marzo de 2011

El quehacer político necesita una transformación de salvaje a humano

JUAN NÚÑEZ COLLADO

 Si sigue predominando el salvajismo, que se apoya  más en la ley de la selva y en el tigueraje que en el respeto a los valores éticos y morales, estamos arando en el mar.

Este adecentamiento del quehacer político es una necesidad sentida tanto a lo interno de los partidos políticos como base de la democracia, como en el ejercicio del Poder frente al pueblo dominicano.

Hay que retomar los conceptos básicos y esenciales de por qué y para qué son los partidos políticos y por qué y para qué se debe ejercer el Poder.

La razón de ser de un partido político auténtico es la búsqueda del Poder mediante un ejercicio democrático basado en la verdad y la transparencia, no en la ley de la selva y el tigueraje, donde no se apuesta a la decencia, sino a la trampa y al engaño como instrumentos válidos para descalificar al adversario, aunque sea mi compañero de partido.

Esta forma de actuar, sin importar de dónde venga, es maquiavélica y por tanto falta de ética y de moralidad, y no conducirá a nada bueno, porque la mentira tiene presente, pero no futuro.

No olvidemos que el día de mañana es más largo que el de hoy.

La falta de una planificación estratégica no nos permite ver más allá de las curvas de los caminos y de la vida.

¿Por qué y para qué se deben ejercer los tres Poderes del Estado?

Estos tres Poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial se deben ejercer para la búsqueda del bien común, o sea, de las mayorías de los ciudadanos, en especial los más carenciados de la sociedad.

¿Cuál es la gran tragedia de la actualidad política en la República Dominicana?

Que tanto a lo interno de los partidos políticos como en el ejercicio de los tres Poderes prevalece la búsqueda de intereses individuales y grupales, donde lejos de aportar para que tengamos una mejor Nación, cada segmento del tablero político está luchando por un pedazo del pastel o apostando quién sacará mayor cantidad de leche a la vaca del Estado para su mejor beneficio personal o grupal.

Esta forma de actuar de los agentes políticos está llevando el quehacer político a un descrédito total. Ojalá que del choque salga la luz.

Ojalá que los pocos  que creemos en el quehacer político como algo noble, basado en la nobleza del alma, que vale más que todos los discursos, no claudiquemos frente a los que propician un consenso basado en los hechos aunque sean tramposos, dolosos y completamente anti-éticos.

No olvidemos que el que construye su casa sobre la arena movediza de la mentira y el engaño, al primer viento que sople se le caerá encima.

¿Hasta cuándo vamos a seguir haciéndonos de la vista gorda frente a actuaciones maquiavélicas y por tanto carentes de ética y de moralidad?

¿Qué modelo de nación queremos para los hijos de nuestros hijos?

¿Es verdad que el fin justifica los medios?

Si esto es así, comamos y bebamos que mañana moriremos. Pero si esto no es así, vamos a llegar al fondo de la verdad de los hechos, ya que la verdad nos hará a todos libres. La mentira y el engaño nos esclavizan y envilecen.

Santo Domingo, R.D., martes, 29 de marzo de 2011.

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