viernes, 11 de marzo de 2011

Llegó Papá como fenómeno político

 
Eduardo Álvarez

La llamada “era del entretenimiento” ha ganado un amplio terreno en todas partes. Las personas parecen estar más interesadas en la diversión, el esparcimiento y la recreación que en los elementos esenciales de la política y en otras áreas en que se envuelven. Es decir, lo lúdico ha pasado a ser fundamental, echando a un lado lo que se presume como fundamental.

Las campañas electorales son un gran teatro, donde los mejores actores se llevan los mayores aplausos y las rosas.  De ahí que el dominio escénico es fundamental en la política. Tomar control del público, diría un dramaturgo.

Primero la gente, Es pa’fuera que van y, ahora, Llegó Papá han sido tres lemas de campaña, altamente exitosos que han marcado pautas en la política local. 

Cada época tiene sus novedades y preferencias. Esta, que dura ya décadas, es lúdica, escapista antes que nada.

Un trabajo acerca del tema, publicado en la revista Campaigns & Elections, indica con gran acierto que “el tipo de candidatos que apoyan y privilegian los electores y frecuentemente logran un mayor éxito durante las campanas son aquellos más competentes en el arte de entretener, divertir, caer bien y agradar. En otras palabras, los candidatos más competentes en gestionar el afecto y la simpatía de los electores son los que finalmente logran salir victoriosos en los procesos electorales”.

Nos permitimos citar a varios candidatos contemporáneos, quienes se han llevado los laureles, gracias a ser carismáticos y seductores, como Obama, Nicolás Sarcozy, Silvio Berlusconi y José Luis Zapatero.

En la otra cara de la moneda, están los de rostros más tristes, con un lenguaje burocrático y aburrido. La citada publicación menciona entre estos a  Mariano Rajoy, John McCain, Segolene Royal, Eduardo Freid y Gordon Brown, por señalar algunos. Para decirlo de manera monda lironda: los candidatos aburridos y tediosos no ganan elecciones.

Por lo visto, es creciente la tendencia a la alegría, en la que la forma se sobrepone al contenido, la presencia al mensaje, la expresión corporal a la comunicación verbal y el alegre  jolgorio al formalismo descolorido y seco.

La diversión y el entretenimiento tienen su historia, sobre todo en la política. El poeta Juvenal señalaba, ya el siglo I, que para gobernar a la muchedumbre, Roma recurría a "pan y circo." El imperio regalaba trigo y entrada para los juegos circenses como una forma de control político y distraer al pueblo.

Nada más alegre y esperado como una llegada. Los Reyes Magos y Santa Claus llegan cada año llenos de regalos. El padre, siempre protector, provee. “Llegó Papá” contagia por la múltiple fuente de seguridad y regocijo que encierra el grito de júbilo de un niño ansioso, al ver la entrada triunfal de su padre. Renovadas sus espermazas, les invade la felicidad, tanto al padre como al hijo. Hipólito Mejia ha cobra este acierto, constituyendo y fenómeno político digno de estudio y ponderación por su asombroso resurgimiento, del 4 al  53%.

Santo Domingo, R.D., viernes, 11 de marzo de 2011.

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