JULIO CURY
Apuesto peso a morisqueta que Leonel Fernández no se repostulará para las elecciones de mayo del 2012. Claro, deseos no le faltan, pero conoce perfectamente bien la posición de Estados Unidos sobre terceros mandatos, la cual fue públicamente reafirmada el 29 de junio del 2009 en la Casa Blanca por nada menos que Barack Obama en presencia del caradura de Álvaro Uribe. La antipatía que despertaba entre los norteamericanos el afán continuista del colombiano, la confirmó un cable diplomático filtrado recientemente por Wikileaks que alertaba sobre el “terrible precedente para los gobiernos de la región” que hubiese supuesto el éxito de sus ambiciones.
Fernández tampoco ignora los motivos que llevaron a Carlos Menem a desistir de su tentación de quedarse en la Casa Rosada en 1999, ni lo que le sobrevino al testarudo de Alberto Fujimori por desafiar la oposición norteamericana, quien amparándose en el mismo criterio que sobre la irretroactividad legal sostienen los promotores de la reelección del mandatario, logró tomar posesión de un tercer período que no demoró cuatro meses en colapsar.
Leonel Fernández.
Mucho dudo que nadie no lo haya enterado de lo que sucedió en el Estadio Olímpico cuando Juan Luis Guerra, durante su presentación en el festival Presidente, interpretó “La Guagua”; y a estas alturas debe ya saber que el pasado sábado, cuando José Antonio Rodríguez mencionó el nombre del jefe de Estado en la Arena del Cibao, se escuchó un prolongado y estruendoso reproche. Es más que evidente que los niveles de aceptación de Fernández han descendido considerablemente, y no se precisa ser genio para saber que además del costo institucional y macroeconómico que el país se vería obligado a pagar por cuenta de una segunda repostulación consecutiva suya, tendría además que superar la barrera de Washington.
Santo Domingo, R.D., miércoles, 23 de marzo de 2011.
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