Bonaparte Gautreaux Piñeyro
Los pueblos son tan sabios como la necesidad y las distintas situaciones demanden.
A lo largo de la historia hubo y hay gobernantes, grupos y partidos que atropellan, roban, engañan, asesinan, hasta un día.
El pueblo soporta garrote, látigo en las espaldas, hasta el día que la gota de abusos derrama el freno que contiene la ira popular.
Ese día, todo cambia, todo se transforma, todo se pone como patas arriba.
La reacción popular se forma lenta, sabiamente, primero hay que romper la desconfianza, luego hay que estar convencidos de que la vida no vale nada si se carece de respeto a los derechos de cada uno.
Entonces, se junta tu disgusto y el mío, el de los vecinos, el del barrio y, paro de contar.
Es una verdad sabida que este grupo de personas, este Partido de la Liberación Dominicana que nos desgobierna, lleva al país por un camino que muestra una ceguera sospechosa ante la realidad nacional de hoy.
Entre mentiras y allantes, entre cantos de sirenas y una buena parte de la opinión pública secuestrada, este grupo de nuevos riquísimos, cuyas fortunas hechas al vapor son piedra de escándalo, intenta continuar haciendo negocios desde el Gobierno.
Hace mucho que se olvidó aquel dicho que tan fielmente los retrataba en 1999 y el 2000: llegaron en chancletas y salieron en yipetas.
Es cierto, llegaron con una mano adelante y otra detrás y cuando salieron del Poder, en el 2000 estaban en tan buena situación económica que no tuvieron necesidad de trabajar hasta volver al Gobierno, dado los “ahorros” que habían hecho mediante la ejecución de contratas y compras sobrevaluadas, cobros indebidos para otorgar permisos gubernamentales y cualquier fuente de ingresos turbios que pudieron imaginar y aplicar.
Ahora saben cuál es el poder del Poder y lo usan para su beneficio por eso la propaganda y la prensa comprada dicen que el país es conducido por la buena senda.
Lo malo de la realidad es que se manifiesta en cualquier momento y aunque se trate de ocultar la verdad, ocurre como con la mona, que aunque se vista de seda la mona mona se queda.
En medio de la oscuridad hay que hacer buena la fe, hay que confiar, hay que despertar, hay que luchar para cambiar lo que no sirve porque “nunca es más negra la noche que cuando va amanecer”.
Naturalmente, los cambios hay que impulsarlos, hay que decir por qué y para qué cambiar. Hipólito Mejía lo ha dicho claro: luchar por un mejor país, pero para todos.
Eso sólo se logra si actuamos unidos.
Santo Domingo, R.D., sabado, 26 de marzo de 2011.
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