viernes, 1 de abril de 2011

La Basílica de Higüey requiere pequeños cambios


La Basílica Nuestra Señora de la Altagracia, mas bien conocida como de Higuey por estar en esa ciudad, es uno de los monumentos religiosos más importante del país. La mayoría de la población la visita para rendir homenaje a la Virgen, buscar su ayuda, protección o dar gracias. Otros van como turista a apreciar este símbolo. 

Con profunda devoción llegan las peregrinaciones. Los católicos sienten que se acercan más a Dios a través de su bondadosa madre. Es impresionante la estructura física del templo, construido por arquitectos franceses. Una enorme mole de cemento con el diseño característico de grandes catedrales. Se inauguro el 21 de enero de 1974. 


Se estableció para venerar la Virgen de la Altagracia, patrona del pueblo dominicano. Sin embargo, prácticamente, no hay imágenes de ella. Su interior confunde a los que visitan por primera vez. En medio de tantos espacios, con bancos para feligreses y áreas para las ceremonias, es difícil encontrar los símbolos religiosos. En la amplia nave central, casi pasa desapercibido un pequeño crucifijo con el Cristo Redentor. El visitante busca con avidez la anfitriona. Se percata de su presencia en el fondo del lugar, por las personas que suben escalones y se detienen frente a un valioso marco. Ahí esta la imagen de la Virgen que tanto atrae los católicos y donde muchos llevan sus promesas y peticiones. 

Confieso que cada vez que visito el lugar me quedo buscando más imágenes de la madre de Dios. Deberían colocarla en diferentes ángulos para ser observada desde cualquier posición. No se concibe que haya tan poca fotografía de la dueña de una mansión tan hermosa. La gente no solo va a ver su casa, quiere presentarle sus devociones, quiere sentirla. 


A mi juicio, podrían poner su rostro en las paredes, a la entrada de la Basílica. También en el interior, murales con su imagen y de su hijo, Jesús. Pintores famosos se esmerarían en hacer un buen trabajo. Es lamentable que no este en los vitrales ni en el área donde con tanta devoción colocan los velones encendidos. Tampoco en el poco hospitalario lugar donde los visitantes hacen filas para entrar a ver la imagen visible en el templo. Recordemos que la estructura física no es lo prioritario, deben ver y sentir su presencia y calor. 

Interpretando el sentir de esta madre dulce y sencilla, que apoyo su hijo para salvar la humanidad, pienso que sonreiría feliz si colocaran árboles en el patio para que su visita disfrute de un bello jardín, brisa fresca que recuerden los ángeles y hasta bancos para reflexionar. 

Reconozco que la llevamos en el corazón. Sin embargo, el solo pensar en visitar este santuario que le dedicaron, brota un sentimiento de intima emoción, de paz y profunda fe que debe preservarse y aumentar en el lugar. Procede destacarle los detalles espirituales. El viaje no es a pasear como turistas, queremos llenar los vacíos espirituales. Sentirnos protegidos y bendecidos. Por ese motivo, deberían verse imágenes, señales y mensajes, que recuerden constantemente que la madre de Dios esta con nosotros y nos cuida por doquier. 
Santo Domingo, R.D., viernes, 01 de abril de 2011.

No hay comentarios:

Translate