viernes, 10 de junio de 2011

Enemigos intimos


JUAN TAVERAS HERNANDEZ

De una cosa debemos estar seguros: Si el candidato del PLD fuera el presidente Leonel Fernández no hubiera presentado otra reforma fiscal. Habría tomado medidas populistas que afectaran menos a la población, sobre todo clase media y pobres. 

Pero Leonel no es el candidato del 12; Leonel es candidato, desde ya, del 2016. Todo cuanto está haciendo es pensando en su regreso como presidente en el 16 cuando tendrá menos de 64 años de edad. (Cumplirá 58 al finalizar este año) 

El mandatario trata de enmendar entuertos durante el año que le queda. Dejar una economía más o menos estable. Por lo menos en lo relativo a la macro economía, que el dólar no se le dispare demasiado, no importa el riesgo. 

Leonel no está pensando en Danilo, está pensando en él. ¡Como siempre! No hará nada para que Danilo pierda, pero tampoco hará nada para que gane. Su “neutralidad” será solo de palabra. El apoyo al “candidato del PLD” será mediático. Un bulto. 

La relación entre Leonel y Danilo me recuerda a los cantantes Fito Páez, argentino, y Joaquín Sabina, español, que se unieron para una producción discográfica que se llamó “Enemigos Íntimos”. Así terminaron. Eso son Leonel y Danilo: “Enemigos Íntimos”. ¡El país lo sabe! 

Danilo decidió cambiar la estrategia de mantenerse lejos del gobierno y del presidente Fernández para no cargar con sus errores. Decidió salir a defender lo indefendible, a decir que es bueno lo que sabe que es malo. (Ah, la política) 

Apoyar a un gobierno malo y corrupto, que convirtió el país en un solo punto de drogas, donde nadie puede vivir en paz por la delincuencia y la violencia, es muy duro. Apoyar a un gobierno que en pocos años endeudó el país, de 9 mil a 22 mil millones de dólares, lo que no hizo nadie en 200 años, es muy duro. Apoyar a un gobierno que le ha sacado de los bolsillos a los contribuyentes cientos de miles de millones de pesos para corromper y arrodillar a todo un pueblo con políticas clientelistas, es demasiado duro. Apoyar que a pesar de haber manejado más dinero que todos los gobiernos juntos de los últimos 50 años, es más duro que el carajo; apoyar a un gobierno calificado como el más corrupto de la historia republicana, es muy, pero muy duro. 

Apoyar al hombre que le robó las elecciones, que invirtió miles de millones de pesos para comprarle las primarias de su partido, que le hizo trampas, que lo engañó como a un niño, es bien duro. Salir a defender una obra de gobierno que no existe, es casi arrodillarse. Reclamar el apoyo de los que fueron al “Palacio a robar” y de “generales sin tropas” para garantizarle sus privilegios en el Estado y en el partido, es, -perdón por la expresión- darlo por batata. 

Entiendo a Danilo. Es un trago amargo, un purgante, pero necesario. Además, en el PLD hace años que se hace lo que conviene, no lo que procede, por aquello de que “el fin justifica los medios”, y que la política se mide por resultados, no por principios ideológicos ni valores éticos-morales. 

Danilo quiere evitar que el Estado se vuelque en su contra nuevamente. Busca desesperadamente el respaldo oficial. No se da cuenta que algunas sumas restan, que ese respaldo no será verdadero, que Leonel tiene sus propios planes. Y en esos planes no está entregarle a Danilo el poder que ha construido a fuerza de dinero en el Estado y en el PLD. 

Leonel se ha preparado, y continúa haciéndolo, para mantener su poder en el Congreso, la Justicia, la prensa, la iglesia y en el PLD. Sabe que Danilo es un peligro para todo cuanto ha logrado en 12 años. Hipólito – ¡que vaina!-, sin pretenderlo, es la mejor opción para Leonel. Con Hipólito de Presidente Leonel es el segundo a bordo en el Estado pues controla dos, de los tres poderes del Estado incluyendo al partido más grande de oposición, el PLD del cual es su presidente. Para la gobernabilidad será necesario entenderse con él. ¡Elemental! 

No olvidemos, sin embargo, que “una cosa piensa el burro y otra el que lo apareja”. 

Santo Domingo, R.D., viernes, 10 de junio de 2011.

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