lunes, 13 de junio de 2011

José Tomás y la renovación del PLD

 
VINICIO A. CASTILLO SEMÁN

El precandidato presidencial del PLD José Tomás Pérez ha asumido en la etapa final de la precampaña interna de su partido un discurso propiciador de cambios, que le ha generado contradicciones fuertes con varios de sus entrañables compañeros del Comité Político, de cara a la convención-plebiscito del próximo 26 de junio (lo que ha trascendido en medios de comunicación).

José Tomás es el único precandidato y dirigente del PLD que luego de recorrer toda la geografía nacional, ha tenido la responsabilidad y el valor de expresar lo que la mayoría de los peledeistas piensan y pocos, o prácticamente nadie, se atreve a plantear públicamente.

El ex senador del Distrito Nacional ha llamado a la militancia del PLD a votar por el No ante la pregunta que se le hará a las bases de ese partido, si están de acuerdo que las actuales autoridades sean prorrogadas de forma automática a todos los niveles y permanezcan cinco años más en sus puestos, sin someterse al escrutinio democrático de sus 2.1 millones de miembros.

José Tomás plantea que debe haber un cambio en el PLD, que el partido morado debe renovarse en sus estructuras dirigenciales, municipales, provinciales y nacionales. Pero no lo está planteando jamás con el ánimo de golpear a nadie, ni mucho menos, como han alegado algunos, para afectar al PLD y deslucir su trascendental convención del próximo día 26. Lo ha planteado de forma positiva, entendiendo que como toda estructura partidaria no puede permanecer durante largo tiempo sin cambios ni transformaciones, con direcciones anquilosadas e inoperantes.

El triunfo del No, o el triunfo de la renovación y cambio en el PLD, no puede jamás verse como un revés para la organización, ni para la dirección, que lo ha, sin duda, llevado a obtener victorias consecutivas en el pasado reciente. Tiene que verse, a nuestro juicio, como un proceso normal de toda entidad partidista, donde hay miles de hombres y mujeres, esperando en turno ascender en la escala partidaria en base a méritos y a trabajo político.

El triunfo de la renovación peledeista a través del No, moviliza a ese partido.

Lo revitaliza y le manda un mensaje a aquellos dirigentes que se han olvidado de su base social o política, de que tienen necesariamente que mantenerse cerca de ella si quieren en el futuro permanecer en sus poltronas directivas. Eso es lo que enseña la democracia y eso no debería generar temor, más que en aquellos que le hayan dado la espalda a los que en un momento dado los respaldaron.

La renovación del PLD, planteada en el plebiscito, en un triunfo posible del No propuesto por José Tomás, no causaría ningún daño electoral de cara a las elecciones del 20 de mayo del año próximo, puesto que se sepa, nadie ha propuesto que ese proceso de renovación se produzca antes de esa crucial fecha, sino posteriormente, por lo que se cae por su propio peso el argumento sin base, de que un triunfo del No ilegitimaría o ilegalizaría las actuales autoridades del PLD.

El triunfo del No propuesto por José Tomás, lejos de dañar hacia afuera, si se maneja correctamente, puede darle mucho vigor al candidato presidencial electo, porque se le daría a la población una señal clara de renovación del que es sin duda, en este momento, el principal partido político del país.

Otra ventaja adicional que indudablemente tiene el plebiscito planteado en el PLD, es que le agregará un motivo importante que atañe al interés particular de cada dirigente de base de esa organización, a participar masivamente en su próxima convención interna, ya que no sólo estaría votando por el candidato presidencial de su preferencia, sino que estaría simultáneamente procurando cambios en su organización que le abran las puertas para ascender en el escalafón partidario.

Los compañeros de José Tomás del Comité Político que puedan estar disgustados con él, tienen, como decía Jaime David en un momento dado, que poner el oído en el corazón del pueblo peledeista, y saber cómo está pensando éste, para interpretarlo correctamente y tomar las decisiones correctas sobre el futuro de ese partido, sin que ello implique que nadie ose regatearle méritos y las medallas obtenidas en el fragor de grandes batallas electorales pasadas. Simplemente, es la vida que impone y obliga a esos cambios. Que sean las bases sociales y políticas del PLD las arquitectas de su propio destino, expresando libremente su decisión. Y que nadie le tema a ella, sea cual sea. Esa es la regla de oro de la democracia.

Santo Domingo, R.D., lunes, 13 de junio de 2011.

No hay comentarios:

Translate