FELIX SANTANA GARCIA
Oír no es lo mismo que escuchar; cuando se oye, solo se percibe el ruido o el sonido emitido por personas, animales y cosas, mientras cuando se escucha se asimilan, razonan y reflexionan las palabras e ideas.
El escuchar es más difícil que hablar, ya que esta acción implica mayor concentración y energía. Cualquier persona puede escucha, siempre que haga de esta acción un hábito.
Lo anterior viene como consecuencia del muy sonado paquete de impuestos, que el gobierno impondrá a la población dominicana, debido al déficit o faltante registrado en el presupuesto de la nación, que en lo que va de año, asciende a más de RD$30,000.0 millones.
En los últimos años, se han aplicado en el país cuatro reformas fiscales, debido a una mala formulación del presupuesto y, a una mala gestión del mismo, pues siempre se privilegian los gastos por encima de los ingresos y, luego se esgrime el argumento de que se necesitan más ingresos para tales o cuales Ministerios, para que puedan cumplir su misión o razón de ser en la sociedad.
A todo esto se añade, que el Fondo Monetario Internacional, siempre ejerce presión sobre aquellos países que presentan desequilibrios monetarios y fiscales, utilizándose este argumento para infundir temor a los agentes económicos y público en general, con el propósito de que se permita al gobierno aplicar más impuestos y, así encubrir malas prácticas administrativas.
Se sostiene y se comprueba en el orden financiero, que el problema no son los ingresos, sino los gastos exagerados y, por más orientaciones, consejos y denuncias emitidas al respecto, por la Comisión de Política Económica del PRD y diversos sectores de la vida nacional, estos no son escuchados o tomados en cuenta.
Hoy se analiza, por tercer periodo consecutivo, el descuadre que presenta el presupuesto de la nación, después que los hechos se han consumado, en razón de que ese instrumento de desarrollo, se ejecuta sin importar lo que en él, previamente se ha planificado. Lo importante no es analizar las causas que dieron origen a tales desaciertos o malas prácticas presupuestales, lo que prima aquí, es prever lo que ha de suceder con tiempo, para evitar las lamentaciones y las funestas consecuencias financieras. Es muy fácil decir ahora, de que enfermedad murió el enfermo, lo significativo es evitar su muerte.
Si es una práctica consuetudinaria la violación de la constitución de la República, no debe alarmar a nadie, si también se violan las leyes adjetivas, como es la ley de gastos públicos.
Como las autoridades dominicanas no escucharon en su momento a los diversos sectores de la nación, hoy son los únicos culpables de la incapacidad de administrar el aparato estatal.
Por ello, recurren a la práctica de: “coger los mangos bajitos o, de aplicar la ley del menor esfuerzo”, al introducir al Senado de la República un quinto anteproyecto de ley que aumenta los impuestos a la población dominicana, lo cual es la vía más expedita o rápida, para tapar la incapacidad administrativa o, simplemente, tapar el sol con un dedo.
Este anteproyecto impositivo, el cual busca recaudar más de RD$30,000.0 millones, es desacelerador de las actividades productivas del país, ya que el gobierno al tratar de enmendar sus errores administrativos, provocará frenar la ya mermada productividad de la industria y el comercio y, con ello, aumentar el desempleo.
Además, estos nuevos impuestos, originarán aumentos en los tipos de interés, debido al pretendido propósito de aplicar el 1% sobre los activos reales, que incluye la cartera de créditos y no, sobre los activos financieros (error de definición) de las instituciones financieras, como se ha venido expresando.
También reducirá la inversión, aumentarán los costos de producción, disminuirán las ventas y, los exiguos ingresos de los hogares más necesitados.
Y todo esto, porque los integrantes del gobierno, consideran que los únicos poseedores del conocimiento y la verdad absoluta, son ellos, al no escuchar las opiniones de los sectores sensatos del país.
Definitivamente, así no se administra, ni se ejecuta un presupuesto y, por supuesto, así no se gobierna un país de seres humanos.
Santo Domingo, R.D., domingo, 12 de junio de 2011.


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