Pedro P. Yermenos Forastieri
yermenosanchez@codetelnet.do El PLD acaba de realizar un acto divulgado al país por radio y televisión. El propósito de su comité político pudo ser llevar a cabo una actividad con objetivos absolutamente electorales; que proyectara una monolítica unidad del partido; que constituyera una inequívoca expresión de adhesión del liderazgo mayor a su candidatura presidencial y que se traspasara efectivamente la tan mencionada antorcha partidaria al símbolo que en la actualidad encarna las posibilidades de que la organización preserve el poder.


El acto de referencia no sólo evidenció su decisión de no permitir que hayan dudas de dónde es que radican el liderazgo y la jefatura del partido sino que, y es lo más importante, trazó la línea de por dónde es que manipulará las cosas para que se dirija la campaña y la estrategia electoral.

Eso, a la estrategia de Danilo, no le puede caer peor. El candidato está consciente del disgusto de la población y conoce la necesidad de asumir una fisonomía política propia que sea capaz de generar una expectativa de cambio respecto de la fuente que genera el disgusto.
Ahí radica el tormento interno que abatía a Danilo y que su lenguaje corporal, que se pudo constatar, se encargó de delatar.
Santo Domingo, R.D., sábado, 30 de julio de 2011.
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