martes, 26 de julio de 2011

Política trujillista


AL DÍA//
JUAN JOSÉ AYUSO

Eso de que “a un Presidente no se le renuncia” es de la política tradicional y trujillista que han reimpuesto los 22 años del neotrujillismo de Joaquín Balaguer, “padre de la corrupción dominicana”.

 El último en utilizar el concepto fue Jaime David Fernández Mirabal, ministro de Educación, miembro del Comité Político del Partido de la Liberación y ex vicepresidente de la República.

 En época del tirano Rafael Trujillo, como en las de otros como Pedro Santana, Buenaventura Báez y Ulises (“Lilís”) Heureaux, el “principio” se explicaba porque cualquiera de ellos, si lo consideraba traidor, mandaba matar “al más pintado”,

 ¿Pero en esta época?

Joaquin Balaguer junto a la cupula militar encabezada por Ramfis Trujillo, jefe de Estado Mayor Conjunto de Aire, Mar y Tierra.

A Balaguer, quien a sangre, fuego y robo gobernó por 22 años entre 1966 y 1978 y 1968 y 1996, por lo menos tres de sus funcionarios civiles le renunciaron.

 Y, nada más y nada menos que cuatro jefes militares, en 1975: el secretario de las Fuerzas Armadas y los jefes de Estado Mayor de las tres armas.

 Varios de los siete renunciantes volvieron a la “gracia” del déspota ilustrado y continuaron en sus labores de crímenes y enriquecimiento personal a costillas del dinero del erario.

 O sea que ni siquiera Balaguer, neotrujillista y tan afín con la mentalidad y los métodos del despotismo ilustrado, se atrevió a matar a quienes se separaban de su lado. Asesinó, sí, a adversarios declarados, a los que también persiguió, encarceló y deportó.

 En la primera página de “El Nacional” del viernes 8 de julio apareció este titular:

“Jaime David / desmiente / renunciara  / a su cargo” y en el subtitular: “Opina que a un Presidente / no se le renuncia”.

 El ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales desmintió rumores de que hubiese renunciado del puesto y, en una acción que el presidente Fernández quizá no le hubiera pedido, produjo la expresión trujillista de “lealtad incondicional” de que “a un Presidente no se le renuncia”.

 ¿No se le renuncia aunque su política contravenga los intereses del pueblo?

Presidente Leonel Fernandez.

 ¿No se le renuncia aunque obligue a actuar contra los principios de la ética y la moral política a sus colaboradores?

 ¿No se le renuncia nada más que por miedo a lo que pudiera hacer o dejar de hacer en el futuro contra el renunciante?

 Lo que parece es que los funcionarios del gobierno han tomado demasiado a pie juntillas lo del “balaguerismo-vinchismo” del presiente Fernández, que no puede entenderse sino como trujillismo y neotrujillismo.

Santo Domingo, R.D., martes, 26 de julio de 2011.

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