sábado, 29 de octubre de 2011

ESTO PIENSO, ESTO CREO


Rafael R. Ramírez Ferreira

De instituciones. No puede haber cambio, sin un liderazgo honesto y responsable.
Porque… no es lo mismo, el plato de sopa, que la sopa del plato.

La cacareada y nunca bien ponderada transformación social y política de la nación que, de cuando en vez, algunos sectores reclaman, algunos más bien, como una coyuntura de beneficios personales, jamás podrá ser llevada a cabo, mientras no exista una convergencia de propósitos, que eche por la borda todos los intereses bastardos.

Alissa Rosembaum.

Esta sociedad ha sido permeada por las peores plagas morales que los políticos, pescadores en los mares tumultuosos de las indelicadezas, se encargan de querer encubrir, mientras las víctimas de esta situación, están cada día más conscientes, como expresó la filósofa rusa Alissa Rosembaun, que “cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto sacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada”.

Por eso, este tema se prolonga en su serial, no necesariamente porque divaguemos ni mucho menos saltemos de una cosa a otra, apartándonos del tema central, sino, porque la corriente cloacal cada día es más fuerte y nos conduce a un increíble abanico de manifiestas indelicadezas que son imposibles de dejar pasar.

 No puede haber cambio en ninguna institución, aún en las mal llamadas “apolíticas” Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, mientras crece el “liderazgo” de funditas. “Liderazgos” donde todas las proposiciones se convierten en un conjunto vacío. Liderazgos que se esfuman junto con la posición que les permite el derroche del dar, donar y regalar, todo lo que no es de ellos.

 No puede haber cambios institucionales, bajo un liderazgo que ha encontrado su panacea, su “botija”, para estar, llegar o mantenerse en el poder, en base al engaño y el uso abusivo de los haberes puestos bajo su dirección. No puede existir cambio para bien, bajo un liderazgo conformado por “pensadores débiles”, muy a pesar de su intelectualismo, por más modernos, vanguardistas y digital que parezcan y por más miembros honorables que sean, de la llamada “sociedad del conocimiento”.

No puede haber cambio mientras exista un “liderazgo” formado por los mismos que pretenden suplantar la realidad por medio de una retórica vacía, engañosa y populista. Por los mismos que cada vez que se le pone la cosa difícil o aspiran a ocultar algo o, pretenden obtener algo con engaños, nos preparan verdaderos sainetes, aunque de muy mal gusto.

Demostenes. 

Quizás, sólo quizás, por decir algo, talvez el aspecto más instructivo de este paralelismo entre lo que es y lo que se pretende ser, sean los hechos que a diario se producen y la engañosa oratoria con la cual aspiran  ocultar los mismos. Porque, según el gran filósofo Demóstenes: “nada es más fácil que engañarse uno mismo; lo que deseamos, ya lo creemos”.

 No puede haber cambio, cuando el peor de los “tígueres” de cualquier barrio marginado, surge como “líder”, en base, precisamente, a su marcado “tigueraje”, de ahí hacen un programa de televisión y de lo demás se encargan los políticos iguales que ellos, venduteros de falsas esperanzas que se alían hasta con el mismo lucifer, con tal de obtener votos.

 Definitivamente, aunque algunos pretendan hacer las veces de hagiógrafos, ni el presente y mucho menos el futuro, son tan fácil de manipular. Hastío inmenso de lo mismo. ¡Sí Señor!

Santo Domingo, R.D., Sábado, 29 de octubre de 2011.

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