Juan Taveras Hernández
Solo una organización extraordinaria, con fuertes raíces populares, puede dar una muestra de fuerza tan contundente en todo el territorio nacional como lo hizo el pasado domingo el Partido Revolucionario Dominicano.
Solo un partido unido alrededor de su candidato presidencial, Hipólito Mejía, con ganas de llegar al poder, puede teñir con los colores de su bandera, el territorio nacional, como lo hizo el PRD.
La del domingo fue una demostración de fuerza, de unidad y de victoria. No hay encuesta más contundente que cientos de miles de hombres y mujeres de todo el país marchando al ritmo de “¡LLEGÓ PAPA!”
La del domingo fue una movilización nacional espectacular del pueblo para expresar su repudio al gobierno y al candidato del mal llamado Partido de la Liberación Dominicana que durante ocho han convertido este país en un estercolero de mafiosos, corruptos, narcotraficantes de sueños y de drogas; un gobierno y un partido que han endeudado el país irresponsablemente; un gobierno y un partido rentista que a pesar de haber recaudado más dinero que todos los gobiernos de la historia, no han resuelto ninguno de los graves problemas nacionales.
La del domingo fue una manifestación de protesta contra un gobierno, un partido y un candidato insensibles, a los que no les importa el sufrimiento del pueblo. (No es casual que Leonel Fernández sea el peor valorado de la región detrás solo del presidente de Chile)
Solo un partido de tanta tradición, de tanto arraigo popular, de tanta historia gloriosa, como es el PRD de Peña Gómez, sin muchos recursos económicos, (a mano pelá), pudo llenar las calles de todo el país de banderas blancas para indicar el camino que conduce al Palacio Nacional.
Los que marcharon masivamente lo hicieron por convicción, no por dinero. No era gente forzada. Nadie fue chantajeado con una tarjeta solidaridad, ni amenazado con ser cancelado de su trabajo si no asistía. A nadie se le pagó un centavo. La gente fue a la marcha del PRD y de Hipólito porque quiso, porque le salió del foro, porque le dio la gana, porque decidió votar blanco por Hipólito. La gente lo hizo porque se hartó de Leonel, de Danilo y del PLD.
El PRD demostró que es un partido inmenso. Una fuerza política descomunal. Había que ver la gente llenando los espacios en vehículos de todo tipo, caminando, trotando, corriendo. Había que ver el entusiasmo de la gente saliendo de sus hogares con sábanas blancas, toallas, vestidos, fotos, afiches. ¡Increíble!
Y pensar que muchos dirigentes han hecho hasta lo imposible para destruir al PRD. Pero no lo han logrado. Y es que el PRD no es solo un partido político, es más que eso, mucho más, es un sentimiento nacional, una cultura, una manera de ser. El peredeísta verdadero, de corazón, desde siempre, no se cambia, no se vende, no traiciona. El PRD es un patrimonio político del pueblo dominicano.
Lo del domingo demuestra cuánta razón tenía Peña Gómez cuando afirmaba que al PRD solo lo destruye el PRD, que al PRD solo le gana el PRD, y que el PRD unido jamás será vencido.
Lo del domingo, no tuvo madre. ¡LLEGO PAPA!
Santo Domingo, R.D., lunes, 31 de octubre de 2011.
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