Eduardo Álvarez
A unos les daba pena y vergüenza, y a otros rabia, ver el desenfrenado dispendio de recursos en grandes velloneras o disco light móviles, de Danilo Medina, desplazarse, lujosas, orondas y ruidosas, en medio de la pobreza de un pueblo humilde y trabajador como Barahona.
Salimos de Santo Domingo para tomarles el pulso a los pueblos. Nada como poner nuestros oídos en sus pechos y escuchar latir sus corazones. Eso haremos cada fin de semana, en diferentes regiones, para que nadie nos cuente. Y esta fue la primera experiencia, fuera de la Capital, en esta campaña.
Empezamos por el Sur Profundo. Tomamos una guagua en una parada de la Feria que nos llevó a Barahona. Centenares de letreros y vallas de Danilo, muerto de la risa, interrumpen un paisaje que podría ser bucólico, si no fuera por aquel ruido visual que se nos presenta como un grito desesperado de alguien carente de moderación y sentido común.
Asombrados ante semejante saturación, como muestra insultante y desafiante de quienes parecen estar muy ajenos a las carencias y precariedades en que vive la población, un compañero de viaje interrumpe nuestras generosas y comedidas reflexiones:
-¡Ay, mis cuartos! ¿Y cuántos costarán todos esos letreros? Me imagino que todos los millones del mundo, Y yo tuve que pedir para poder volver a pueblo a ver mi abuela que está muy grave.
-Si por vallas es, ¿entonces Papá no tiene nada que buscar en el Sur? –pregunto, para provocar al que gritó, desde la otra fila de asientos.
Una señora se apresura a responder:
-Eso creen ustedes, los comesolos, que con encuestas pagadas y letreros se gana. Vengan aquí o vayan a mi barrio a preguntar con quién estamos. Y ustedes van a saber si es verdad que Papá no tiene nada que buscar en el Sur.
La discusión se fue extendiendo tornándose en un murmullo que culmino con un estruendoso ¡Llegó Papá! Sólo dos de los pasajeros, sentados detrás del conductor se quedaron callados. Por el talaje parecían extranjeros, más bien, alemanes. Yo tuve que recoger mi observación y aclarar que estaba del lado de casi todos los presentes.
Como para rematar, cinco de esas velloneras rodantes promoviendo al candidato oficialista nos rebasaron, tan ruidosas como solitarias, rumbo a San Juan. Dos de ellas intentaron penetrar a Barahona, pero se devolvieron ante la indignación e indiferencia de los barahoneros, concentrados casi en su totalidad en manifestación de apoyo al candidato del PRD, encabezada por José Rafael Abinader, Tavito Suberví y otros altos dirigentes perredeístas.
Recorriendo toda Barahona, de palmo a palmo, recibiendo el abrazo y el cariño de un pueblo tirado a las calles, gritando, entre otros estribillos, ¡Llegó Panamá! ¡Este pueblo no aguanta más! Un mar de gente tiñó de blanco y azul a hermosa y calidad ciudad costera.
Como un detalle revelador, una de las lujosas y aspaventosas velloneras de Danilo, al intentar retirarse del lugar, quedó entrampada en un estrecho callejón, entre casuchas vetustas y desvencijadas. Nadie había salido a vitorearle, pero un par de niños descalzos acudieron de los dos apurados ocupantes de aquella costosa parafernalia, sin gente ni aclamaciones.
Este primer recorrido nos deja como enseñanza que con una saturación de propaganda y letreros y lujosos y apabullantes, el en candidato Medina sólo alcanza a irritar a la gente, que ve cómo se gasta y escurre su dinero en cosas innecesarias, en desmedro de las necesidades y servicios básicos que demanda la población. Y que las elecciones se ganan con la gente, no con vallas ni encuestas arregladas en una fría y confortable oficina.
Santo Domingo, R.D., martes, 01 de noviembre de 2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario