Los buitres la perseguían,
Volaban sobre su cabeza
La arrinconaban,
la negreaban,
la perseguían,
le negaban la tierra,
Le negaban la patria
Le negaban la vida
Le negaban el amor,
Menos la muerte.
Los buitres la rondaban,
Hacían círculo sobre su cuello.
Y esperaron sin prisa.
Conocían el final.
Era cuestión de tiempo.
La presa caería de espanto
Cuando cayó de bruces sobre su negritud,
los buitres se abalanzaron sobre su carne con desprecio.
La devoraron salvajemente con hambre de miedo,
Destrozaron sus huesos con dentelladas de odio.
Escavaron en su pecho buscando el corazón de la esperanza.
Más no lo hallaron.
Sonia se lo había entregado al batey donde nació.
JuanTH
Santo Domingo, R.D.,
Jueves, 08 de diciembre de 2011.
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