Arturo Wallace
BBC Mundo, Bogotá
Cuando el pasado seis de enero el presidente Hugo Chávez nombró al general Henry Rangel como su nuevo ministro de Defensa algunos analistas colombianos expresaron su preocupación.
Después de todo, Rangel fue acusado en 2008 por el gobierno de los Estados Unidos de tener vínculos con el narcotráfico y con las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC.
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Pero el general, que asumió su nuevo cargo este lunes, siempre ha rechazado esa versión.
Y los perfiles sobre su persona publicados a raíz de su nombramiento prefirieron enfocarse en el posible mensaje que la decisión de Chávez le estaba enviando a la oposición venezolana.
Nuevos detalles sobre los supuestos contactos entre Rangel y el máximo líder de las FARC - Rodrigo Londoño, "Timochenko"-, han puesto sin embargo de nuevo el tema sobre el tapete.
Las revelaciones, hechas durante el fin de semana por el diario El Tiempo y la revista Semana, emplean como fuente archivos recuperados de la computadora de "Raúl Reyes", el "número dos" de las FARC que fue abatido en territorio ecuatoriano en marzo de 2008.
Y, según la revista colombiana, los archivos probarían que Rangel fue durante mucho tiempo el principal contacto entre Chávez y las FARC e incluso su principal arquitecto.
Para la revista Semana, a la luz de esas revelaciones el nombramiento de Rangel frente del ministerio de Defensa no puede ser interpretado "sino como un portazo" en la cara del presidente Juan Manuel Santos y sus esfuerzos por reparar unas relaciones afectadas precisamente por el supuesto apoyo del gobierno venezolano a las FARC.
Pero, ¿obligará esto al mandatario colombiano a repensar su política hacia Venezuela y el gobierno de Chávez?
Prudencia
Martha Márquez, directora de la maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Javeriana de Bogotá está segura de que no.
"Claramente, dentro de los objetivos de la política exterior (colombiana) está en del fortalecimiento de las relaciones con Venezuela", le dijo Márquez a BBC Mundo.
"Y ya en el pasado el gobierno le ha bajado, o le ha intentado bajar el tono, a otros hechos que podrían haber afectado las relaciones", agregó.
"Claramente, dentro de los objetivos de la política exterior (colombiana) está en del fortalecimiento de las relaciones con Venezuela"
Martha Márquez, Universidad Javeriana
Un buen ejemplo, recogidos por Elsa Cardozo, del Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales, es el silencio con el que la administración Santos reaccionó a la publicación, en mayo del año pasado, de un extenso análisis sobre las relaciones entre las FARC y el gobierno venezolano del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, un centro de estudios británico.
Otro, la discreción con la que se manejaron las denuncias sobre incursiones de militares venezolanos en territorio colombiano en abril del año pasado.
Y, por lo pronto, la aparente disposición del gobierno colombiano de seguir actuando "con prudencia" en estos temas se ha puesto de manifiesto en la forma en la que se han tratado hasta el momento las revelaciones del fin de semana.
La emisora local Caracol, por ejemplo, informó que "fuentes del gobierno" habían asegurado que el presidente Santos "confía en que la dinámica de colaboración entre Colombia y Venezuela en la lucha contra las drogas y los grupos armados ilegales continúe con el nuevo ministro de la defensa venezolana".
Y los funcionarios que en los reportajes de Semana y El Tiempo expresan su preocupación por el nombramiento de Rangel –que presumiblemente son los mismos que filtraron los documentos- también hablaron en condición de anonimato.
Decisión local
Márquez tampoco cree que lo publicado por El Tiempo y Semana haya tomado por sorpresa al gobierno colombiano.
Y como se trata además de encuentros y conversaciones que habrían tenido lugar antes de 2008, no se puede afirmar que, vía Rangel, Chávez haya traicionado –o se esté preparando a traicionar- la confianza de Santos.
"Los colombianos a veces pretendemos leer lo que ocurre en Venezuela a la luz de las relaciones entre los dos países. Y eso no debe ser así", dijo la experta en estudios latinoamericanos, quien considera que el nombramiento de Rangel respondió sobre todo a la dinámica política local.
Lo que no significa que Santos no enfrentará presiones como resultado de la divulgación de la información sobre la supuesta amistad entre Timochenko y el nuevo ministro venezolano.
Después de todo, en el país hay sectores -incluso dentro de las fuerzas de seguridad- que coinciden con el expresidente Uribe en que el gobierno de Hugo Chávez es un gobierno hostil y como tal están interesados en afectar las relaciones entre ambos países.
Y las fuerzas armadas colombianas pueden naturalmente dudar del nivel real de colaboración que cabe esperar -o tiene sentido prestar- de alguien con vínculos tan aparentemente estrechos con su principal enemigo.
Santo Domingo, R.D., lunes, 16 de enero de 2012.
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