Danilo Cruz Pichardo
Al momento de escribir la historia del Partido de la Liberación Dominicana hay que citar sus diferentes etapas desde el punto de vista ideológico y ético. En las décadas de los 70 y 80, Bosch decía: “El PLD es un partido de hombres serios”. Nadie lo ponía en duda.
Era una organización de cuadros políticos estudiosos y disciplinados, pero desde su nacimiento su objetivo fue hacerle oposición al PRD, aunque este se halle fuera del poder político, lo que impedía su crecimiento matemático y se le observara como aliado de Balaguer. Tuvo etapas de confusión en su estrategia y en su ideología, que era una especie de híbrido entre el marxismo y el odio patológico al PRD.
Con todo y esos defectos, empero, todavía no había caído en la perversidad, que inicia en 1996 al engrosar sus filas con reformistas de la peor ralea, registrando una simbiosis filosófica y moral. Esa mezcla parió un fenómeno político digno de estudio sociológico. Es lo más sucio que conozca la historia social dominicana.
Ninguna organización política ha hecho tanto uso y abuso de los recursos del erario como el nuevo PLD. Los funcionarios son desfalcadores en potencia y en tiempos de campaña electoral nada les importa gastar el presupuesto de un año en tres meses, después vienen las reformas tributarias y sacan el dinero de las costillas del contribuyente.
Los peledeístas de hoy se han especializado en fraudes de todo tipo. No solo electoral y comunicacional, ofertando percepciones sobre bases falsas, también en electrónica, interviniendo teléfonos y programas de computadoras. No tienen límites en materia de inmoralidad.
Y con los dineros del pueblo pagan a canallas que se dedican a enviar insultos a los correos de personas, como el suscrito, que denuncian las barbaridades de este funesto gobierno. Al escribir la historia del PLD hay que hacer énfasis en su carácter inmoral. Ha roto todos los records.
Santo Domingo, R.D., domingo, 15 de enero de 2012.
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