Santiago Cuesta Kury
Es vergonzoso, inhumano y desgarrador el panorama que viven los ex trabajadores de la caña ante sus justas demanda para recibir una pensión digna.
Su lucha merecer el respaldo de todos los sectores políticos y sociales del país. Y más que nada, el cuiadro que viven exige de las autoridades dejar atrás la indolencia y prestar atencion a su exigencia. Duele más cuando se pasa revista a las pensiones otorgadas por este y otros gobiernos a gente que, en muchos casos no la merecen y que por demas son un gran privilegio. Una acción que deja mucho que decir. El reclamo de los cañeros debe llegar a los que gobiernan y hasta el mismo Dios.
Lo que se ha hecho en estos últimos años con las pensiones, ha sido entregarselas a figuras privilegiadas del arte, la política y el deporte. Muchos de estos ni las merecen ni las necesitan. ¿Y las de los cañeros, que? Sus justos reclamos buscan del gobierno no más que una justa y merecida pensión. Muchos de ellos, enfermos y con un pie en la tumba, nunca llegaran recibirla. Otros ya dejaron este muindo sin ser compensado por el trabajo rendido al Estado. Esos hombres y mujeres, verdaderos patriotas, trabajaron desde la era del dictador Rafael Leónidas Trujillo, hasta los gobiernos de la década de los años 60, 70 y 80 del PRSC y el PRD echando adelante la industria azucarare.
Trabajador de la cana, la industria que mas divisas produjo al país, en su "hogar" en un batey dominicano.
Hoy, esos extraordinarios trabajadores de nuestros campos y bateyes. Esos que lo dieron todo por el Consejo Estatal del Azucar y la economia del país, vemos cómo terminan siendo victimas olvidadas de los gobiernos. Es verdad que ya nuestra economía no se sostiene por la venta del azúcar, pero ahí están los ingenios y las tierras en donde ellos se ganaban la vida y donde se hicieron y se sigan haciendo muchos millonarios. Desde San Pedro de Macorís hasta Monte Plata, en todas las tierras propiedad del CEA, se escucha cada día una voz salida de una tumba que se queja y reclama. Esa es la voz del más fiel luchador por los derechos de los trabajadores de la caña, la del prócer sindicalista asesinado por el dictador Trujillo, esa es la voz de Mauricio Báez, pidiéndole a los grupos populares, sindicatos, iglesias y sociedad civil, que se sumen al reclamo de los trabajadores de la caña hasta lograr que se les reconozcan las pensiones justas que exigen y se impongan a la indolencias y los privilegios de las pensiones.
Santo Domingo, R.D., lunes, 27 de febrero de 2012.
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