viernes, 17 de febrero de 2012

Persiguiendo a los denunciantes, no a los denunciados



Eduardo Álvarez

Es preocupante ver cómo los asuntos cosméticos opacan los temas esenciales. El esperado desmentido de Margarita de Fernández ha sustraído el espacio  al cuestionamiento de la sociedad frente a serias sospechas de dolo y prevaricación efecto de la denuncia que hace un periodista de Santiago acerca de millonarios depósitos de la primera dama en un banco danés.  

Igua ocurrió en el caso de Guillermo Gómez y Chiqui Gómez. Esta vez se obviaron los escandalosos manejo de grandes fortunas para centrar la atención del ministerio público y algunos medios convencionales en irrelevantes intervenciones telefónicas e Internet, como si esa no fuera esa una ocupación antigua y frecuente entre quienes manejan grandes intereses económicos y políticos. Tan inaceptable como practicada.

Las cifras y nombres involucradas en esos debates se colocan muy por encima de la comprensión general y del ámbito judicial. En vez de prestar atención a las astronómicas sumas y funcionarios mencionados, incluyendo a la esposa del Presidente, pretenden hacernos creer que el delito está en las denuncias no en las probabilidades de fraudes y el abuso de poder que esto representa.

Guillermo Gómez y Radhamés 
Gómez Sánchez (Chiqui).

Los victimarios haciéndose las victimas, con la complicidad de medios complacientes y una sociedad que parece haberse acostumbrado al delito como ver despertar la mañana y caer la tarde. En cualquier país del mundo manejos escandalosos de inferior proporción habrían movido la acción pública, partiendo de documentadas denuncias.

Perseguidos son, sin embargo, quienes osan desafiar la impunidad, aireando depósitos millonarios, en dólares y en Euros,  de empleados y funcionarios que tendrían que vivir mil vidas para obtener la décima parte las cifras indicadas.  Se trata de hechos atribuidos   a personas que ha transformado su estatus de pobres a millonarios, de la noche a la mañana, llevando una vida de boato y francachela que raya en el insulto y la indignidad.

¿De dónde diablos puede sacar el senador de San Juan 25 millones de dólares para comprar un avión ejecutivo? Cierto o no, estamos ante un hecho que debe ser investigado y esclarecido. Fondos públicos, posiblemente sustraído a la educación, la salud y la producción agropecuaria, áreas muy descuidadas en los gobiernos del PLD, partido cuyo candidato no ha dicho esta boca es mía a propósitos de los escándalos que han estremecido a la sociedad dominicana. En el momento de hablar, quien calla otorga.

Santo Domingo, R.D., viernes, 17 de febrero de 2012.

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