Ignacio Nova
El partido de gobierno ha pretendido
representar el progreso de la República Dominicana.
Diariamente, sus dirigentes intentan
contener el posicionamiento inconmovible y el avance progresivo de la
candidatura de Hipólito Mejía acusando al PRD de representar un supuesto
retroceso.
En un país donde el “aguaje” e imprecar son
la mitad del pleito en vez de indicadores de mala educación y prepotencia, el
PLDismo, su gobierno y su candidato recurren a paradigmas carentes de
fundamentos para venderse como progreso cuando son el progreso del atraso.
Lo hacen en un discurso de fuertes rasgos
urbanos, dirigido al segmento poblacional que hace opinión porque como consume
y repite lo que escucha, especialmente si viene bajo el empaquetado de los
silogismos y verdades epidérmicas y pueriles.
Pocos se detienen a comprobar, con datos y
estadísticas, quién es más atraso, Hipólito o el candidato del gobierno; el PRD
o el PLD.
Quien tomara en serio este asunto no
repetiría lo que no puede sostener con evidencias.
Innúmeros sociólogos vinculan la tasa de
natalidad al subdesarrollo, a un atraso vicioso, que es su causa y su efecto en
la medida que acarrea presiones sobre bienes comunes limitados y amplía el
margen de insatisfacciones públicas a las necesidades sociales.
El tema de los bienes públicos alcanzó
dimensión trágica con Garret Hardin (“La tragedia de los bienes comunes”) algo
anticipado ya en la teoría del crecimiento poblacional geométrico de Malthus
(la población crece más rápidamente que los alimentos).
La relación entre el crecimiento
demográfico y el alimentario puede establecerse como índice de desarrollo
social. En esta perspectiva la producción alimentaria obtendría calidad de
“bien público”.
De manera que, durante los siete años del
gobierno del PLD en la relación producción alimentaria nacional y crecimiento
demográfico se puede verificar una clara tendencia hacia el atraso. Con
relación al PIB, el país exporta cada vez menos e importa cada vez más.
Por eso es que decimos que el PLD
representa el progreso del atraso.
Del 2000 al 2004 los nacimientos
promediaron 97 mil 775, representando el 1.1581% anual. Del 2004 al 2008 los
nacimientos fueron 168 mil 374 (1.9%). En términos generales, del 2004 al 2011
la población dominicana creció en 1 millón 123 mil personas. Esto es 12.71%, o
una tasa anual igual a 1.816%.
Fuera un resultado halagüeño, de no
acompañarse de la exorbitante caída de la capacidad de compra de los
dominicanos.
Se sabe que gracias a la Ley de Seguridad
Social dejada por Hipólito Mejía, los trabajadores gozan de mejor cobertura
médica.
Lo inexplicable es que el gobierno pretenda
ser cambio o progreso para las familias dominicanas cuando, según el Index
Mundi de la CIA World Factook, la capacidad de compra de nuestros ciudadanos y
ciudadanas, medida frente al dólar, se redujo en 15.28% del 2000 al 2004, a una
tasa anual igual al 3.82% en tanto que durante los siete años gobiernos de
gobierno del PLD, del progreso del atraso, esta cayó 39.42% más que del 2000 al
2004.
Esto significa que todavía el año pasado lo
que se compraba con 1 dólar en el gobierno de Hipólito Mejía, costaba ya 1
dólar y 81 centavos. Todos sabemos que la inflación ha seguido pendiente
arriba, que los precios de bienes y servicios son cada día más caros.
Los del PLD se hacen merecedores del premio
al progreso del atraso cuando se observa el logro de su partido en el gobierno.
Aunque la población colocada por debajo de la línea de la pobreza se mantuvo en
25 por cada mil del 1999 al 2003, creciendo a 42.2 en el 2004 por efecto de las
quiebras bancarias fraudulentas, del 2005 a 2008 los gobiernos del PLD no la
redujeron más allá del 2003 y de 2008 a hoy empezó a escalar hacia arriba hasta
rondar el 10% de la población, esto es a 100 de cada mil dominicanos vivos,
según reporta la Oficina Nacional de Estadística.
No puede haber progreso en un país donde la
producción industrial, de 1996 al 1999, se mantuvo estática, oscilando entre
6.3 y 8 y la registrada entre 2004 y 2008 apenas si se movió.
Menos aún pueden pretenderse de
progresistas cuando del 2004 al 2011 duplicaron la deuda pública externa.
Todavía menos, cuando no reportan la
cantidad de camas disponibles en los hospitales, para evitar que la gente se dé
cuenta de que la engañan.
Con menos razón ante la caída de los
servicios culturales: la asistencia a las bibliotecas públicas cayó
estrepitosamente: en 88.87% con relación al 2004 al registrar asistencias de
794 mil 854 personas en el 2004 a 88 mil 435 en el 2010, según las cifras de la
Oficina Nacional de Estadísticas. El descalabro es tan estrepitoso que el
gobierno no reporta los datos que dan cuenta del grado de habilidad para leer,
escribir y comprender característicos de la población nacional de 2004 a 2011.
Saben que en lo relativo a la calidad de la educación pública, en Dominicana la
cosa da rabia y pena.
El PLD es progreso del atraso porque de
2005 a 2010 su tasa de inflación anualizada promedió 6.1333% y el total de sus
siete años de gobierno ya ronda el 36.8%. Sin embargo, durante los dos años de
Hipólito Mejía no afectados por las quiebras bancarias fraudulentas (2001 y
2002), esta fue del 5.15%. Recordemos que ejecutar una política económica
inflacionaria caracteriza al progreso del atraso, al PLD: durante los dos
últimos años de su gobierno de 1996-2000, la inflación fue 5.1 (1999) y 7.9
(2000), como la entregaron a Hipólito.
En qué tipo de gobierno sino en uno que sea
la fiel representación del progreso del atraso la inversión extranjera directa
cae de 18.9% del Producto Interno Bruto, como la dejó Hipólito en el 2004, a
15.4% como la trae hoy el gobierno del candidato oficialista.
Los números no mienten, me decía un viejo
amigo.
Estos números dicen que para creerle a
gente así, se ha de estar peor que el loco de la Ave. Winston Churchill
Santo Domingo, R.D., jueves, 09 de febrero
de 2012.

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