BBC Mundo
Este sábado se escribirá en la isla de Mallorca un nuevo capítulo del escándalo que salpica a la realeza española: por primera vez, Iñaki Urdangarin, el duque de Palma y yerno del rey Juan Carlos, declarará como imputado por un caso de corrupción.
Urdangarin, un exdeportista olímpico y esposo de la infanta Cristina de Borbón, lleva semanas en las portadas de los medios españoles por una noticia sin precedentes en la monarquía de ese país.
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La fiscalía anticorrupción lo acusa de apropiarse de fondos públicos a través de una asociación sin ánimo de lucro de la que era su presidente. El tema pasó a llamarse comunmente el caso Palma Arena.
Seguridad
Urdangarin y la infanta Cristina están desde el viernes en Palma de Mallorca, a donde llegaron en medio de estrictas medidas de seguridad.
Éstas, sin embargo, no lograron evitar el interés de fotógrafos y una treintena de periodistas que reportaron que la pareja está hospedada en una dependencia adyacente al palacio de Marivent, la residencia de la Casa Real en la isla.
Urdangarin, que vive en Estados Unidos desde 2009 con su esposa y sus cuatro hijos, ha emitido dos comunicados hasta el momento.
En el primero defendió su "honorabilidad e inocencia en este asunto" y en el segundo explicó que su familia y la Casa del Rey "nada tienen que ver" con sus actividades privadas.
Mario Pascual Vives, su portavoz y uno de los abogados que lo asesoran, dijo que Urdangarin entregará un tercer comunicado a la prensa una vez termine su comparecencia.
Como respuesta al escándalo, la Casa Real apartó a Urdangarin de la agenda oficial y, como muestra de transparencia, decidió hacer públicas sus cuentas.
El jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, dijo en diciembre que la conducta del duque de Palma no le parecía "un comportamiento ejemplar".
Cambio de imagen
Aunque hoy en día Urdangarin está en el centro de las miradas por el escándalo de corrupción por el que está imputado, hace unos años su situación era opuesta.
De hecho, en ojos de quienes seguían de cerca los temas reales, sus características personales se ajustaban casi perfectamente a las que debe tener un consorte de la monarquía.
Hijo de un banquero casado con una aristócrata belga, recibió educación en colegios católicos antes de decidirse, a los 18 años, por una carrera en el balonmano con el Barcelona y la selección española.
El deporte también lo acercó a la Casa Real, pues conoció a la infanta Cristina en agosto de 1996, durante los Juegos Olímpicos de Atlanta. En octubre del siguiente año, y mientras gozaban de buena imagen, se casaron.
Pero esa popularidad cambió a finales del año pasado.
"Urdangarín y la infanta Cristina siempre han gozado de buena imagen, se les ve como una pareja perfecta que sale en las revistas del corazón cada vez que tienen un hijo", dijo en ese momento a BBC Mundo la politóloga Bea Toro.
"Ahora bien, si ha hecho algo tiene que pagarlo".
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