MI VOZ ESCRITA
JORGE HERRERA
jorgerrera15@hotmail.com
El resentimiento que aún rumia el ingeniero Miguel Vargas debido a la agitación interesada y a la maledicencia de los enemigos que tiene en su entorno, podría empujarlo a cometer una felonía, que acaso le provoque caer en la sima inmunda del desprecio de un pueblo con hambre y sed del verdadero cambio que representa la opción perredeísta.
Opción que con dignidad, espíritu autocrítico, humildad y mucha fe en su propósito de rescatar la patria envilecida ostenta Hipólito Mejía, gracias a la actitud unitaria asumida por Miguel, quien, en su condición de precandidato perdedor y presidente del PRD, institucionalmente, lo proclamó candidato oficial, el 9 de mayo de 2011.
No obstante, los mismos que alimentan la frustración de Vargas y le inoculan dosis de animosidad retaliativa, en tanto alegan que no perdieron en buena lid, parece que quieren embarcarlo en una temeraria aventura. La andanza, según el insistente rumor que ya corre hasta en Nueva York, donde me encuentro, tiene por nombre Operación Jarabe.
Miguel Octavio Vargas Maldonado.
Se me ocurre que jarabe equivale a medicina, y que significaría darle a beber a Hipólito en un eventual veredicto de la Junta Central Electoral, el trago amargo del fraude informático.
Como la perversidad gubernamental da por descontado que las encuestas encargadas y bien pagadas, parieron la percepción necesaria, el desenlace de la farsa, bien podría terminar en tragedia. Es imposible pensar que si la Junta Central Electoral declara ganador a Danilo Medina, y Miguel reconoce el veredicto, como se asegura, las cosas puedan terminar bien.
Los cuestionables precedentes sentados por el Tribunal Superior Electoral, de producirse semejante desatino, sin lugar a duda, impondrían una situación tan complicada que quizás sea preferible, no imaginarla. ¡Ojalá, y lo que presiento, jamás llegue a cristalizar! Sería la sepultura de un proyecto viable de Poder que hizo trisas la irracionalidad...
Santo Domingo, R.D., sabado, 31 de marzo de 2012.
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