Danilo Cruz Pichardo
Con la inversión de recursos multimillonarios del erario el gobierno se alzó con el Senado de la República, en las elecciones de medio término, para controlar la Junta Central Electoral (JCE) y la Cámara de Cuentas.
Y, aprovechando su mayoría congresual, se hizo una nueva Constitución, en la que incrementa su poder en el Consejo Nacional de la Magistratura y así designar mayoritariamente a cuadros peledeístas en la Suprema Corte de Justicia, en el Tribunal Superior Electoral y en el Tribunal Constitucional.
Controla todos los resortes estatales. Pero Tácito dijo: “El poder no está nunca seguro si es excesivo”. En el fondo se delata y revela temor. Temor a que se conozca lo que nunca se ha conocido en el país: fortunas inmensas, narcotráfico, mafia en la construcción que traspasa la frontera, grandes bandas criminales auspiciadas por organismos militares y policiales…
El gobierno, con el control de todos los poderes, no solo procura impunidad, sino dar continuidad a los crímenes contra el Estado e imponer una dictadura.
Y para quedarse en el poder confían en los dos organismos electorales, pero no sé hasta dónde Leonel está dispuesto a matar a la mayoría de los dominicanos que expresan su disposición de salir, por cualquier vía, de este desgobierno.
¡Claro! La oposición trilla los senderos legales y se aboca a acudir al proceso eleccionario, consciente de que el sufragio es el sustento del sistema democrático. Lo que el pueblo no permitirá jamás es que le violen su prerrogativa a elegir. Su voluntad no puede ser alterada mediante fraudes, ni su derecho sustraído por sentencias de mayoría mecánica.
Si Leonel, Margarita, Félix Bautista, Díaz Rúa, Diandino y demás han tenido valor para una cosa, también deberían tenerlo para la otra. El temor a justicia no puede exponer a los dominicanos al precipicio, a un baño de sangre.
Santo Domingo, R.D., jueves, 22 de marzo de 2012.
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