EN PLURAL
Yvelisse Prats Ramírez De Pérez
Como el mapa de otra nación que no es la mía, ni la nuestra, vi desplegarse ante mis ojos atónitos la acuarela del país inventado que pintó con colores brillantes el Presidente de la República en su discurso del 27 de febrero, Día de la Independencia, ante el Congreso Nacional.
No encontré en este Nueva York “chiquito” ñcomparación infortunada en una efemérides patriañ más semejanzas con el auténtico que las torres del perímetro citadino privilegiado, una que otra pringada de lavado o narcotráfico, y la violencia de nuestras calles tristes, donde las pisadas se apresuran medrosas, porque el promedio de homicidios se ha duplicado de 1,266 en el 2004 a 2,345 en el pasado 2011 y los robos en igual proporción.
Un helicóptero, no es el mejor mirador para evaluar “el progreso” de un país, que es el de la gente de sus ciudades y campos. Hay que descender al infierno del pasillo de un hospital público entre los pacientes que esperan una cama vacía, en las manos la receta de amoxicilina que en los últimos 7 años ha subido de precio de RD$585.00 a RD$964.60.
Para informarse e informarnos verídicamente, el presidente no debe consultar con sus ministros apoltronados, sino con las “clase media” que echamos gasolina en nuestros vehículos matrículas 2004: en ese año le pagábamos al gobierno de Hipólito un impuesto por galón de gasolina regular de RD$19.83. Ahora donamos al gobierno del PLD RD$ 73.07 por ese mismo galón.
Si los encuestadores nos preguntaran al pagar cómo nos sentimos, el olor fuerte de nuestro disgusto contra el fiscalismo del gobierno superaría el vaho de las gasolineras.
Desde las nubes en las que se situó el presidente en esta última comparecencia ante la Asamblea Nacional, derramó sobre el escepticismo de la sociedad dominicana, cifras macroeconómicas poco convincentes, tanto en sí mismas como en su efecto sobre nuestra vida cotidiana.
Porque es cierto que el total de ingresos fiscales del gobierno ha aumentado de RD$97,506 anuales en 2004 a más del triple en 2011, RD$ 390,478,000 en parte por ese fiscalismo que asfixia al consumidor medio y a las empresas. Pero del mismo modo se incrementan los costos de la canasta familiar, el precio del cilindro de 50 libras del gas para cocinarla subió de RD$281.25 a RD$1,215.68. La tarifa eléctrica de RD$ 13.80 a RD$24.00 en centavos de dólar por kilovatio, y digan lo que digan las maquilladas estadísticas presidenciales, hay mucho más desempleo, solo en las zonas francas textiles el empleo bajó de 131,978 a 41,882 durante estos mismo 7 años. O sea, casi cien mil desempleados más en ese solo renglón laboral. Recordemos que la pobreza solo se combate eficazmente con creación de empleos decentes, no con clientelismos y asistencialismos que rebajan la dignidad humana.
El presidente también yerra cuando afirma que el aumento en el consumo de artefactos eléctricos importados es signo positivo de progreso. Ese dato se aborda de otras formas: compran los mismos que cobran en la nómina del gobierno central que ha pasado de RD$28,131 millones en 2004 a RD$82,125 en 2011; y esa información se computa como causa y/o quiebra del deterioro del productor nacional, carente de incentivos para competir con el producto importado, como lo demuestran los índices comparados.
El Presidente citó el refrán de “los números no se comen, pero muestran lo que se come”.
Analicemos el dicho: El modelo del crecimiento económico del cual se enorgullece el presidente Fernández es concentrador y excluyente, ergo, no es equivalente a desarrollo. Las estadísticas manejadas del PIB y de las pércapitas logran milagrosas medias, medianas, promedios, que pueden acercar mi modesto ingreso de jubilada del Estado a las bien habidas ganancias que perciben algunos exitosos empresarios ¡y hasta al salario de lujo del administrador del Banreservas de RD$2.877 millones mensuales!
Ese país que describió el Presidente de la República no es el mío, ni el de mis compañeros de la base del PRD, ni el de los compatriotas balagueristas de los barrios, ni siquiera el de los militantes morados de los comités intermedios que piensan en Juan Bosch pese a que las nominillas ascienden a RD$18 mil millones en 2011 (en el 2004 no existía esa barbaridad).
Este país perfecto de Leonel, el mismo que como la Alicia de Lewis Carroll descubrió cuando tomó posesión en el 1996, no existe. Utilizo los mismos numeritos absolutos que él uso para demostrar que como afirmó una vez Touraine, somos “una nación inviable”.
Alguien comentó que el discurso del Dr. Fernández es, una res que ofrece mucha carne para descuartizarla críticamente. Me reservo para el próximo En Plural el cerebro de esa res, que es la educación, a la vez corazón de la cohesión social dominicana.
La analizaré con los pies y la mirada en mi país real, no desde el cielo azul de Leonel Fernández.
Santo Domingo, R.D., sabado, 03 de marzo de 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario