Eduardo Álvarez
Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma,
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.
-JoséMartí
Un hombre superior. De carácter. Consistencia y amabilidad son virtudes reflejadas en su carismática personalidad. Sincero, cariño, alegre y atento, sabe cómo hacer sentir bien a los demás. Distingue a quienes conoce y contagia a contertulios y congregados ante su presencia. I
Se detiene a saludarte, conservando la cordialidad, con un dominio asombroso del momento en el que comparte con amigos, colaboradores y seguidores. Llama por sus nombres, con cálido y particular afecto, a las personas que conoce, aún cuando haya dejado de verlas hace mucho tiempo.
Avanza con pasos firmes, sin detenerse ni amedrentarse. Elude emplearse en querellas inútiles, que delatan debilidades y miedos en quienes recurren a ellas. Nunca se expondría al ridículo de quejarse, alegando provocación en medio de una contienda. Porque, ¿qué es un enfrentamiento, del tipo que sea, sino un desafío cara a cara? Naturalmente, reciproco.
Te agrada, de manera peculiar, con una palmadita en la cara o un fuerte abrazo. Natural, sencillo y auténtico. Sin afectación, dice las cosas como son. Al pan, pan; y al vino, vino. Guarda y representa la imagen de nuestro pueblo,con el que se identifica. Las poses que obedecen a una estrategia de imagen política –imprescindibles para quienes carecen de grandes dotes espirituales y encanto-, se quedan cortas ante la imponente presencia de un alma grande.
Ajeno a los rencores, no deja de ser conciliador. Opta por obviar los insultos, entendiendo, acaso, que responden al sórdido estilo de quienes desconocen la bondad de nuestra gente llana y sencilla. Por su forma de ser ha encontrado los brazos abiertos de un electorado conocedor de su amor al trabajo y entereza. De ahí que la población encuentre en este hombre la respuesta ideal y efectiva a sus inaplazables aspiraciones de cambio.
Trabajador incansable, no ha tenido que vivir de la política, siendo altamente exitoso como esposo, padre, profesional y como hombre de negocio. Ha apostado toda su vida activa al bienestar y estabilidad de su país y de su familia. Llegado a este punto no creo que tenga que llamar por su nombre a Hipólito Mejía.
Santo Domingo, R.D., Viernes Santo, 06 de abril de 2012.
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