William Márquez
BBC Mundo, Washington
John Edwards lo tenía todo. Un excelente perfil político para lanzarse con confianza dos veces a la candidatura presidencial de Estados Unidos y una estampa y figura personal para respaldar su cometido.
Pero un escándalo sexual revelado durante su campaña a la candidatura presidencial demócrata de 2008 generó un proceso legal en su contra que podría representarle una cuantiosa multa y una larga condena de cárcel.
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Su carrera política frenó en seco y, según los expertos, aún si logra sobrevivir al juicio al que se enfrenta por malversación de fondos de campaña, le quedará muy difícil restablecer su figura pública por las circunstancias de su infidelidad conyugal y los detalles que están surgiendo a diario en el tribunal.
Los fiscales de Carolina del Norte acusan a John Edwards de desviar una millonaria donación para su campaña con el propósito de mantener en silencio a una amante para que no revelara que tenía una hija ilegítima.
Los hechos sucedieron cuando la esposa de Edwards, Elisabeth, atravesaba un intenso tratamiento contra el cáncer del cual, después, murió.
Camisa y sostén rasgados
Tras la revelación de la relación extramarital en los tabloides, Edwards confesó que había sido infiel, pero inicialmente negó ser el padre de la niña.
Meses después de retirarse de la campaña por la nominación demócrata, el exsenador reconoció su paternidad.
Sin embargo, la acusación de malversación de fondos dio un giro jurídico al caso.
Ahora, en el juicio en su contra -que comenzó en Carolina del Norte la semana pasada- el jurado escuchó cómo Edwards supuestamente trató de convencer a su exasistente de campaña para que asumiera la paternidad de su hija extramarital, Quinn Hunter.
"El caso tiene todos los elementos de una telenovela. Una saga, llena de tragedia, arrogancia, víctimas y con lo que parece ser un final triste para todos"
William Yeomans, Universidad Americana de Washington
Según la fiscalía, Edwards desvió una millonaria contribución hecha por una donante -ya fallecida- para mantener financieramente a su amante y ocultar a la niña.
Edwards alega que el dinero que recibió no fue una donación para su campaña sino que iba precisamente destinado al mantenimiento de su amante e hija.
Ante los testimonios expuestos en el tribunal, Cate, la hija de 30 años de Edwards y su esposa, abandonó el martes el tribunal en llanto.
El miércoles, el tribunal conoció que Elizabeth Edwards, cuando supo de la publicación del escándalo en un tabloide, rasgó su camisa y sostén frente al equipo de asistentes de su marido y le gritó con sus senos expuestos: "¡Ya ni siquiera me miras!".
Según los testimonios, estaban en un hangar esperando un avión privado y algunos asistentes acudieron a cubrir a la señora Edwards y meterla dentro de un auto.
Detalles del caso
"Una saga llena de tragedia, arrogancia, víctimas y con lo que parece ser un final triste para todos"
William Yeomans, profesor de Leyes, Universidad Americana de Washington
"El caso tiene todos los elementos de una telenovela", le dijo a BBC Mundo William Yeomans, profesor de la Escuela de Derecho en la Universidad Americana de Washington.
"Una saga, llena de tragedia, arrogancia, víctimas y con lo que parece ser un final triste para todos", agrega.
Los jurados en Estados Unidos reciben estrictas instrucciones para adherirse rigurosamente a los hechos, no obstante, Yeomans indica que, con testimonios como los que se están escuchando en el juicio, es muy difícil pensar que no se dejen llevar por el lado emocional.
"Aunque no lo condenen, va a ser muy difícil rehabilitar su imagen", manifestó el experto.
John Edwards podría recibir una multa de US$1,5 millones y hasta 30 años de cárcel. Sin embargo, Yeomans duda que el caso tenga mucho fundamento legal.
"El argumento que esgrime la defensa es que John Edwards se comportó de manera deplorable pero no violó la ley", agregó.
Carrera interrumpida
Cuando John Edwards se lanzó al escenario político nacional en 2004, fue visto por muchos como el nuevo John Kennedy, la promesa demócrata, luchador de los desamparados, un liberal con un pie en el centro.
Su orígenes de clase trabajadora hicieron posible su comunicación con la gente común, pero también era inteligente y apuesto. Demasiado para algunos que lo tildaban de vanidoso y lo acusaban de gastar cientos de dólares en peluquería.
Su exitosa carrera como abogado litigante en favor de los menos privilegiados -que lo convirtió en millonario- también fue una fuente de sospecha entre sus oponentes y ciertos sectores del electorado.
Elizabeth, su esposa, era una abogada igualmente preparada, escritora y activista de la salud pública. Tuvieron cuatro hijos, uno de los cuales murió en un accidente de automóvil.
Resultó elegido senador en Carolina del Norte, un liberal en un estado conservador. "Se necesita ser un buen político para lograrlo", comentó William Yeomans.
Vida en las sombras
Antes de completar un período en el Senado se lanzó a buscar la nominación presidencial demócrata, en 2004, y llamó la atención con un discurso titulado "Los dos Estados Unidos" en el que describió un país dividido donde unos ricos viven de su capital y otros, de clase media y baja, viven de sus salarios y cada vez reciben menos.
"Fue uno de los discursos políticos más efectivos sobre Estados Unidos que jamás haya escuchado", opinó el profesor Yeomans. "Fue muy bien recibido".
Edwards perdió la nominación frente a John Kerry, pero éste lo seleccionó como compañero de fórmula demócrata para ocupar la Casa Blanca, aunque finalmente fueron derrotados por George W. Bush y Dick Cheney.
Muchos analistas pensaron que John Edwards podría haber sido el candidato demócrata para la presidencia en 2008. Pero ese año también se lanzaron a la carrera otros dos candidatos: Hilary Clinton y Barack Obama.
Además, fue en ese momento cuando surgió a la luz la relación extramarital que Edwards había mantenido en 2006 con Rielle Hunter.
"El argumento que esgrime la defensa es que John Edwards se comportó de manera deplorable pero no violó la ley"
William Yeomans, profesor de Leyes, Universidad Americana de Washington
Edwards estaba en plena campaña por la nominación presidencial.
Tras la revelación en los tabloides, Edwards confesó que había sido infiel, pero inicialmente negó ser el padre de la niña. Meses después, tras retirarse de la campaña por la nominación demócrata, el exsenador reconoció su paternidad.
"Lo que hizo Edwards sucedió en un momento tan sensible que será muy difícil para él continuar en la política", expresó el profesor Yeomans.
Contexto
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Santo Domingo, R.D., viernes, 04 de mayo de 2012.
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