REFLEXIÓN DEL ALMA
Leonor Porcella De Brea
Desde el inicio del mundo la preferencia del hombre fue dirigida por su razón: sus intereses y sus rencores fundamentaron su lucha por una supervivencia sustancial constituyendo la gran meta siempre seguida por sus sentimientos, en consecuencia, la familia llenaba un sitio particularmente primordial, sobre todo tratándose de personajes de linaje, se resaltaba su procedencia para que se conocieran.
Se puede asegurar que sus raíces siempre contaron para el ser humano. El más profundo sentimiento de amor existente sobre la tierra es el profesado a los hijos, empezando por María Santísima, que se desgarró del alma durante el calvario de Cristo. La vida humana es lo más valioso de la existencia; sin embargo, el ser humano ha perdido el corazón, vemos que ahora el mundo anda al revés, desvalorizando la vida y otorgándole el máximo valor a los intereses económicos. La ambición desmedida ha llevado al mundo a una extrema corrupción, observamos cómo personajes internacionales sobresalen por su hegemonía en negocios sucios, que atraen enormemente a funcionarios de muchos países, incluyendo el nuestro, con escasas probabilidades de ser juzgados.
El materialismo se presenta como un monstruo en nuestro país, que arropa las pequeñas inversiones sin ningún freno, hecho que reclama conciencia; sin embargo, es una realidad ineludible de la vida, hasta los animales grandes agreden los más pequeños. Esa dolorosa realidad ha cerrado industrias productivas activando el desempleo; el Estado debe protegerlas en muchas vertientes, una de ellas: el alto costo de energía eléctrica, que encarece considerablemente la producción nacional. Protegiendo la industria se preserva al dominicano. El industrial invierte su capital y cuando se encuentra solidificando su vida, llegan los productos competitivos imponiendo su compra, porque vienen en la misma línea de los nacionales a menor costo, ocurre por diversas razones. Eso ayuda a quien los compre pero cierra muchas industrias del país, constituyéndose en un problema de economía que reduce la inversión industrial en detrimento del dominicano.
La preferencia por el extranjero se está convirtiendo en un sacrilegio. Situación despiadada que abunda en nuestra tierra deshonrando a la ciudadanía; no sólo violan nuestras niñas, sino también el derecho innato del ser humano. ¡Aquí se roban hasta la vida! ¡Igualmente arrasan también las “Financieras” que están acabando con la gente decente y crédula, porque aquí la honradez se ha perdido! Qué revisen las Financieras de Santiago de Los Caballeros, que han arruinado a muchas personas sin esperanzas. Que el Gobierno dominicano ponga caso, porque quien guarde una suma específica por necesidad, y le sale un ladrón como a una amiga cercana, es terrible que se quede arruinada con el dolor de la desprotección nacional. En nuestra nación desgraciadamente andan los ladrones de su cuenta, la desvergüenza depone los pocos valores que nos quedan ¿Será que habrá que clausurar este país por ingobernable o porque alberga el virus mortal de la delincuencia que mata? Dios, ¿qué es lo que vamos a hacer, si la desesperación está ahogando a los dominicanos? Si pesan familias y raíces, si tememos por los hijos que menciono; ahora cuenta el pueblo, el país entero, hay que escuchar y resolver. El Estado debe intervenir en este caos que arrincona, que decepciona, porque no es fácil vivir en esta tierra amada donde las voces honradas se pierdan y se les dé cabida a ladrones silentes que llenan la ciudad, mientras otros culpables aún más sangrientos aterran la nación con la criminalidad.
Parte considerable de la población habla de la seriedad del Presidente electo. Que Dios le permita el valor y las fuerzas para enfrentar desvergüenza y deshumanización, convertidas en ingobernabilidad.
Santo Domingo, R.D., miercoles, 25 de julio de 2012.
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