Teófilo Quico Tabar
La mayoría de los sectores con influencias hablan de la necesidad de aplicar medidas que conduzcan a variar la situación económica y social del país. Entre los temas que forman parte de sus discursos está el referente a Reformas, las cuales adquieren calificativos que de alguna forma buscan asemejarla a lo que a cada uno les conviene o les interesa.
Hablan de Reforma Tributaria, Reforma Fiscal y también de Reforma Integral, pero sin grandes delineamientos. Para la mayoría de ellos todo es lo mismo con pequeñas diferencias. Unos y otros dicen que no se debe perjudicar al pueblo, pero quieren de alguna manera mantener determinadas normas que les proteja, no necesariamente para beneficio del pueblo, sino de los intereses que representan. Aunque de forma encubierta, se ponen de manifiesto las diversas tendencias.
Algunos alegan que la necesidad de Reformas se produce porque las realizadas han sido “parches o remiendos”. Esos calificativos peyorativos a las reformas bien pueden ser ciertos, pero sin olvidar que las reformas se hacen de acuerdo a las realidades y posibilidades políticas y sociales que imperan en los momentos en que se llevan a cabo. Otra realidad es, que cada cierto tiempo se hacen imperativas la adopción de medidas que adecuen la economía a las necesidades circunstanciales.
Porque casi siempre habrá un Gobierno con necesidades económicas para satisfacer las demandas de todos los sectores, no exclusivamente populares, a quien con sobrada razón empresarios, sociedad civil y partidos de oposición le exigen que aplique medidas que tiendan a eliminar dispendio y corrupción entre otras medidas de ajuste.
Pero muchos de los que hablan de Reformas en el fondo lo que quieren son nuevos mecanismos que les ofrezcan mejores oportunidades para sus negocios y empresas, lo que no es pecaminoso, pero deberían pensar que para que sus empresas crezcan, el pueblo que es el gran consumidor de bienes y servicios, tiene que sentir mejorías económicas y sociales.
Por tales razones, los adjetivos calificativos de las Reformas están íntimamente ligados a los intereses que defienden quienes así las denominan. Mientras más entienden que toca su sector, de forma directa o a través de asesores o expertos contratados para tales fines, aunque formen parte de partidos con visiones diferentes, inician campañas que a la postre se convierten en los verdaderos “parches o remiendos”.
O sea, que criticando los parches, se crean nuevos y más parches, y eso es lo que ha ocurrido a lo largo de la historia con las Reformas. Quienes tienen más saliva han comido más hojaldres, mientras que el noble y sufrido ha tenido que pagar las consecuencias.
Ojala que la proyectada Reforma Integral tenga como beneficiario principal y auténtico al gran pueblo, y que los responsables de aplicarla no se dejen arrastrar por los remendones tradicionales. Esos que sin ser sastres quieren hacerles trajes a sus medidas, o que por lo menos no se los dejen poner aunque se lo recomienden asesores que les sirven a varios señores.
Santo Domingo, Republica Dominicana, jueves, 02 de agosto de 2012.
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