Luis Pérez Casanova
La suerte del planeta no estará en juego en las
elecciones del martes 6 de noviembre en Estados Unidos. No por ello, sin
embargo, los resultados del certamen dejarán de incidir de una u otra forma en
el curso de los acontecimientos. Estados Unidos, pese al poderío de China y
Rusia, así como a la irrupción de una América Latina cada vez menos dependiente
de su mercado, se ha afianzado como líder mundial.
Ninguna gran crisis, ni siquiera la que ahora mismo
recorre a Europa, puede resolverse sin la intervención directa de Washington.
Aunque es obvio que los comicios carecen del interés que, por una serie de
factores, marcaron los de 2008. No
existe, por de pronto, la tensión que había generado la guerra preventiva contra
el terrorismo pretextada por el entonces presidente George W Bush para ocupar y
derrocar a los gobernantes de Irak y Afganistán. Pero tampoco un candidato con
tantos atractivos en ese entonces como el actual presidente en procura de la
reelección, Barack Obama. Además de la posibilidad de convertirse en el primer
gobernante afroamericano, Obama encarnaba la antítesis de su antecesor en el
cargo. Prometía repatriar los soldados, cerrar infamias como la cárcel de
Guantánamo, enjuiciar a los responsables de la crisis hipotecaria, reformas
financieras, en sanidad e inmigración y rescatar la economía. Ninguno de esos
factores están en juego ni tampoco su rival republicano, Mitt Romney, carga con
el lastre de una gestión tan nefasta como la de Bush. Aunque Obama y Romney
coincidan incluso en varios aspectos son muchos los intereses que hay en juego
en los comicios. Antes se decía que en las elecciones de Estados Unidos no
importaba quién ganara, pues los gobernantes no eran más que títeres del
Pentágono. Pero después de la Guerra Fría el escenario ha dejado de ser el
mismo y es mucha el agua que ha corrido. Un triunfo de Obama, cuyo carisma y
autenticidad lo convierten en predilecto
de la comunidad internacional, no tiene la misma significación que uno de
Romney.
Mitt Romeny (Republicano) y Barack Obama (Democrata).
Santo Domingo, R.D., lunes, 29 de octubre de 2012.
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