Fernando Álvarez
Bogaert
Un memorándum al
país:
En un trabajo anterior, planteamos que el modelo
económico vigente, que abarca los últimos 25 años de vida dominicana, no solo
ha sido contraproducente, sino que ha creado la grave crisis en la que vivimos
hoy.
De modo que
necesitamos construir un nuevo modelo, partiendo de estas realidades:
Estamos en medio de la ocurrencia simultánea de las tres
revoluciones más feroces de la historia: la tecnológica, la de la globalización
y la financiera. Esta realidad, sumamente compleja, requiere, para ser
enfrentada con éxito, de un modelo que tenga como prioridades la producción, la
competitividad y la equidad social.
Afortunadamente, el país posee los recursos y las fuerzas
humanas para implantar este modelo. Veamos:
- Somos una de doce naciones con un mercado de 850
millones de consumidores ricos sin pago tarifario lo que nos permite exportar
ilimitadamente si somos competitivos.
- Tierras fértiles y abundantes.
- Una clase empresarial (grande, mediana y pequeña) muy
capaz.
- Una infraestructura física aceptable.
- Una clase inmigrante (diáspora) altamente exitosa. Y
una clase estudiantil pujante, garantía del futuro dominicano.
La nación necesita llevar a cabo un proceso eficiente que
tenga como objetivo lograr:
- Una mejoría dramática en nuestra institucionalidad con penalidades severas para quienes actúen
incorrectamente.
- Enfrentar las barreras existentes que limitan nuestra
competitividad (costo de energía eléctrica, transporte de carga, etc.).
- Una mejoría drástica en la calidad y monto del gasto
corriente y de personal público y privado. Actualmente, nuestro gasto y el
gasto de consumo privado es de 91% del PIB, lo que indica que, prácticamente,
no existe ahorro. El promedio de América
Latina es 73.2% y el de Asia, 62.0%.
- Una reformulación (aunque a veces sea con garantías por
morosidad del gobierno como se aplica en México) del crédito bancario que, en
el 2011, prestó el 38% para el consumo y apenas el 14% a la producción.
- Una revolución, más que una reforma educacional, para
crear un sistema dual (como en Alemania) para que coexista la educación
tradicional y la vocacional, y así formar el graduando que requiere el mundo
globalizado de hoy.
- Autosuficiencia alimentaria. Del 1980 al 2008 hubo dos
crisis alimentarias mundiales, mientras que del 2008 al 2012 ha habido tres crisis, aumentando
exponencialmente los precios de la comida que exportamos. Esta situación es muy
peligrosa en relación a nuestra seguridad alimentaria y cambiaria. Si hay un apoyo sólido a la agropecuaria,
podemos producir varias veces lo que producimos.
- La construcción del puerto de Manzanillo y el
establecimiento del salario diferenciado (salario en conformidad con el poder adquisitivo de los pueblos). Con
esto podríamos, dada la cercanía con las costas norteamericanas, convertir todo
el Cibao en una zona franca apenas a dos días y medio de la costa este de
Estados Unidos. Esto está sucediendo en México con la costa oeste por dos
razones:
- El salario de
China ha aumentado del 2002 al 2012 de 4,800 pesos mensuales a 12,900 pesos,
debido a la escasez de mano de obra calificada en la zona costera de China,
igualando de esa manera el salario mínimo de México en la actualidad.
- Debido al alto
costo del petróleo ha aumentado, exponencialmente, el costo del transporte de
China a Estados Unidos.
- Incluir, como lo hace con éxito China e India, nuestra
exitosa diáspora en el proceso de producción, etc.
Este es un modelo parecido al que usó Singapur a partir
del 1965. Esta pequeña isla, de apenas 700 millas cuadradas, y con 5 millones
de habitantes y sin recursos naturales, aumentó, en ese lapso de tiempo, el
salario anual de 500 dólares a cerca de 40,000 dólares.
Si ellos lo lograron, ¿qué nos impide a nosotros?
Santo Domingo, R.D., miércoles, 31 de octubre de 2012.
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