Orlando Gómez Torres
La protesta realizada el domingo pasado en el Parque
Independencia marca un paso más hacia delante del activismo de la clase media
dominicana que empezó a rendir sus primeros frutos en las protestas contra la
cementera en los Haitises y el reclamo del 4%. Nunca he apoyado ninguna reforma
fiscal tendente a aumentar impuestos como forma de sanear las finanzas públicas
y esta no fue la excepción, pero no estuve a favor de esta protesta porque sus
objetivos me parecieron muy difusos y los reclamos demasiado irreales.
La razón de la reforma tiene muy poco que ver con el
déficit del 2012, ya ese dinero está gastado y no hay mucho que se pueda hacer
para revertirlo. Esta reforma tiene tres razones muy puntuales que van a
incidir en el Presupuesto del 2013 que no lo hicieron en años anteriores: un
estimado del déficit eléctrico más sincero (en el 2012 se previó en USD$260
millones, y en realidad terminará en más de USD$1,200 millones), el aumento del
servicio de la deuda en RD$17,000 millones adicionales y unos RD$38,000
millones adicionales para cumplir con el 4% a la Educación.
Indistintamente del 4% era probable que se realizara una
reforma fiscal con el propósito de hacer frente al problema del déficit
eléctrico, sin embargo resulta incuestionable que la magnitud del actual ajuste
debe un gran peso a ese compromiso con la Educación. Paradójicamente, un gran
logro de muchos de los que protestaron el domingo en el Parque Independencia,
el ansiado 4%, volvió para morderles con una reforma fiscal, tal cual lo había advertido
en todos los artículos que en su momento dediqué al tema.
Por otro lado, reclamar prisión para alegados
responsables de lo que se percibe como un uso inapropiado de recursos del
Estado no luce realista, sino más bien una vendetta impulsada por
especulaciones. Personalmente no puedo descartar la existencia de corrupción en
el anterior o cualquier gobierno que ha pasado por este país, sin embargo,
existe una presunción legal de inocencia y la existencia de un déficit no es ni
por asomo una prueba fehaciente de un ilícito.
Sin embargo, mis diferencias de parecer con aquellos que
participaron en la protesta en el Parque Independencia no me cegan al punto de
no reconocer la importancia de lo logrado ese domingo, y que entiendo como
sumamente positivo. La clase media se movilizó, y sin los recursos de partidos
mayoritarios que ponen mucho dinero, romo, bocinas, bailarinas y guaguas para
traer personas de los pueblos para hacer sus mítines multitudinarios, fueron
capaces de juntar a miles de personas en un lugar por una causa que ellos
entendieron justa. Y protestaron en orden y de forma pacífica, sirviendo de
ejemplo a todo un país.
Es poco probable que el gobierno pueda satisfacer el
reclamo de revertir la reforma, o encarcelar los supuestos corruptos, pero hay
un pedido importante que queda implícito en la protesta y que pudiera ser
satisfecho: el Estado tiene que cambiar, y el cambio tiene que ser profundo,
sabiendo de ante mano que una ley de responsabilidad fiscal será notoriamente
insuficiente.
A medida que los reclamos se vayan profundizando, no
estaría de más ir preparando los corderos para el sacrificio, quizás 20
provincias, 4 Ministerios, 20 direcciones,
una Lotería Nacional, pero definitivamente algo. Para ello, hoy solo
falta voluntad política, resulta evidente que los ciudadanos están dispuestos
en poner el resto.
Santo Domingo, R.D., miércoles, 14 de noviembre de 2012.
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