Aunque el presidente Danilo Medina ha dejado entrever su intención de mantenerse en el poder solamente los 4 años para los cuales fue elegido, como es tradicional en nuestro país, muchos han mantenido viva la esperanza de que pudiera dejarse vencer por las tentaciones y el abejoneo reeleccionista, sobre todo acumulando un porcentaje tan alto de aceptación, sin embargo, luego de su visita al Papa Francisco en Roma, la mayor parte de las dudas han quedado esclarecidas, por lo menos para una parte, porque habrá quienes hasta el último día estarán esperando que las circunstancias lo obliguen a cambiar de idea, porque ese ha sido el comportamiento presidencialista.
Algunos piensan que la reiteración de salir del gobierno en el 2016, cierra por el momento las puertas a una posible reforma constitucional que limite el tiempo de los presidentes en el poder, incluyendo la propuesta de Leandro Guzmán, para extender el periodo gubernamental a 6 años y que no puedan postularse jamás, sin embargo, podría abrirse espacio para una reforma, a mi juicio, solamente si su partido de forma unánime se lo pidiese y se viera en ante la disyuntiva de pensarlo.
Pero pudiera haber otra, pues independientemente de su aceptación popular y la autoridad moral adicional que adquiriría ante su decisión de no buscar la reelección ni ampliar su período, podría convocar una cumbre de expresidentes incluyendo los principales líderes políticos, para ventilar una posible reforma que modifique lo relativo al período presidencial, que para un sector de opinión es importante y necesario. Pero eso no es tan sencillo, ya que habría que determinar si una reforma de esa naturaleza beneficia al PLD y al PRD, y sobre todo a sus líderes, porque ellos controlan el Congreso, son quienes pueden hacer las modificaciones, y nadie puede esperar que legislen en su contra.
Analicen bien esto: Si Danilo no hace uso de ningún mecanismo constitucional que le pudiera otorgar posibilidades para reelegirse en el 16, descartando de hecho una reforma que le permita ampliar su período gubernamental en dos años, resultaría ilógico suponer que él y sus más cercanos colaboradores quisieran que sus posibilidades futuras se alejen, pues ampliando el período presidencial del 2016 al 2022, tendría que esperar 6 largos años.
Y si en vez de extender el período a 6 años, se planteara volver a la situación anterior, permitiendo la reelección por dos períodos consecutivos de 4 años, para próximos presidentes, le crearía otra situación difícil, porque en vez de esperar 6 años, podría estar alejando sus posibilidades a 8 años para poder retornar, o sea, en el 2024. Y como dice la gente: “el que se puede apear no se jondea”.
Pero además, no solo los expresidentes que aspiran retornar al poder les disgustaría que les alejen los procesos futuros, sino los otros aspirantes que quieren llegar, porque aún teniendo fuerzas o juventud, el tiempo podría resultar catastrófico. Si no está claro a quien beneficia, todo quedará igual. Tabasa1@hotmail.com
Santo Domingo, R.D., viernes, 20 de junio de 2014.
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