Por Tirso Mejia Ricart
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgrBiNLDfYgfsNEFWfhD5MEHHu7-tRVRFb23KeWN5CWxYAnNgeaAk9o4YY9sgJ1kv2-P_nDpBLbSjbZpKNIg67yTxPoE0_l2tVvUrGsg1p8F3JjzhwyBfTs_kzj2fxKvPqgSTA0V-ZTvR4/s1600/tirso+mejia-ricart.png)
Existen muchos precedentes nacionales y de otros países de “frentes populares”, “acuerdos” “alianzas”, y otras denominaciones, que se han organizado con vistas a alcanzar el poder por la vía electoral. En la República Dominicana, por la grave crisis social, política y económica que atraviesa: el virtual endeudamiento público externo progresivo, el desempleo rampante, la corrupción generalizada, la delincuencia por doquier, y la crisis de los partidos políticos; ofrecen las condiciones subjetivas para que surja una fuerza capaz no solo de ganar las elecciones, sino de reencauzar la vida institucional dominicana.
La posibilidad de una gran alianza encabezada por el “PRD Mayoritario” ha puesto nervioso al PLD y a sus aliados que han iniciado una campaña con el propósito de hacer fracasar ese proyecto político.
En toda América Latina, en los últimos años, el poder político de los partidos tradicionales se ha ido desdibujando por los fracasos y la corrupción; dando lugar a nuevas coaliciones y fuerzas emergentes que, con sus defectos y virtudes se han impuesto en el alma popular por encima de las viejas banderías, como en Brasil, Bolivia, Ecuador, Venezuela y Colombia, entre otros.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhk89IbhMn_VHhJI085xF79Cshrl6kPPwyOSCsY1sut5PBAUkO_y7vFqI3f4Q4pkwOg3ul89sOaPgg4ejLZOrjpY9ULO0iIkRB9r-rIXtqZGZqrwTt5E372xnklC22zZHk7SF1yDGyCsxY/s1600/la+posibilidad+-+insert+-+tirso+mejia+ricart.gif)
Lo cierto es que si se enfatiza en la Convergencia la lucha por el control de un futuro gobierno, dejando de lado las tareas ingentes de organizar una fuerza política capaz de triunfar contra el poder del dinero, de los reeleccionistas y el fraude electoral, en lugar de hacer una “convergencia hacia afuera” que sería quizás la última oportunidad de establecer en el país una verdadera democracia política y no la vergonzosa cleptocracia que vivimos.
Sabemos que la política, sobre todo en América Latina, no la hacen los ángeles ni los arcángeles, sino personas de carne y hueso con sus ambiciones.
Lo que pasa es que la política dominicana requiere un verdadero terremoto y éste se logra sólo con la aglutinación de todas las fuerzas sanas de la nación para que aporten su entusiasmo, su valor y su experiencia, a la construcción de un nuevo Estado en los órdenes político, económico y social. t.mejia@hoy.com.do
No hay comentarios:
Publicar un comentario