Por TEÓFILO QUICO TABAR
Analistas preocupados por el presente y futuro democrático e institucional del país plantean la posibilidad de una nueva enmienda Constitucional. Las motivaciones son diversas, pero casi todas orientadas a establecer límites al ejercicio presidencial, evitar que se afecte la integridad de los partidos o para que los presidentes dispongan de mayor tiempo para cumplir sus programas de forma continua.
Hay quienes entienden que los presidentes solo deberían agotar 2 períodos de 4 años, consecutivos o alternados como establecía la Constitución anterior; otros sugieren que podrían agotar dos períodos consecutivos y luego de cuatro años de por medio un tercero y último; y recientemente el Ing. Leandro Guzmán ha planteado la posibilidad de extender el período a 6 años y que no puedan postularse jamás.
Sin entrar en detalles sobre las dos primeras sugerencias, en lo que respecta a la del estimado amigo Leandro Guzmán, aunque dudo que el Presidente Medina se anime a una fórmula de esa naturaleza, hay que estudiarla. No solo en cuanto se refiere al período presidencial, que de partida algunos lo rechazan argumentando que retrotrae situaciones históricas no aconsejables, además de que se aplicaría en casos futuros y no al actual mandato; sino en lo concerniente al Congreso y Ayuntamientos, puesto que a los legisladores, alcaldes y regidores elegidos en el 2010 se les extendió el período por dos años, y en el 2016 cumplirán 6 años. Por lo que, si se aprobara la fórmula sugerida, esas autoridades agotarían 8 años en sus funciones, sin elecciones.
Bajo el supuesto de que 8 años para las autoridades congresuales y municipales resulten mucho, y deban someterse al escrutinio popular en el 2016, si se amplia el período a 6 años para todos los elegibles, volveríamos a tener elecciones de medio término. Esto es, elecciones Congresuales y Municipales en el 2016 y Presidenciales en el 2018.
Algunos podrían discrepar de esa propuesta, entendiendo que no es conveniente, o que no es el momento oportuno. Otros podrían considerar que las modificaciones constitucionales no se pueden hacer adecuándola a situaciones particulares, pero de cualquier manera resultan interesantes. Representan ideas o sugerencias diferentes tratando de ambientar a la ciudadanía sobre posibles bases constitucionales futuras que solidifiquen nuestro sistema democrático e institucional.
Constituyen formas positivas de hacer, crear y robustecer la conciencia democrática. Lo importante es que se discutan. Que no solo opinen los que se consideran constitucionalistas, pues tienen que ver con el presente y futuro de todo el país, en lo político, económico, social, cultural.
La Sugerencia de Leandro Guzmán resulta interesante, como también otras que se plantean en diferentes escenarios. Porque es innegable que en una parte importante del país pensante se reflejan dudas en cuanto a nuestro futuro democrático. Mucho más, cuando procuran fortalecer la institucionalidad, al margen de las conveniencias partidarias. Lo importante es determinar el momento en que deben hacerse, y cuando pueden entrar en vigencia. Sin premura y sin que puedan ser catalogadas de trajes a la medida. tabasa1@hotmail.com
Santo Domingo, R.D., martes, 17 de junio de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario