Fausto Rosario Adames
Los ingresos garantizados por el organismo internacional ayudan este primer semestre a la estabilización del déficit oficial. Mientras la política electoral entretiene al gobierno y los partidos, los principales responsables de la sombra ominosa que tiene la economía dominicana, obtienen más de 100 millones de dólares por operaciones de venta de activos, dineros que en justicia debían ingresar a las arcas del Estado.
http://www.clavedigital.com/App_Pages/opinion/Firmas.aspx?Id_Articulo=17441
Hubo ideas para resolver el déficit, paulatinamente,
de modo que fuera desapareciendo,
pero no ha ocurrido así. Lo hemos echado al olvido.
La economía podría mejorar en el 2010, según el Fondo Monetario Internacional, por encima de las proyecciones realizadas por ese organismo. Ojalá que así sea, y que la política contracíclica y el equilibrio entre endeudamiento externo y Producto Interno Bruto ayuden al logro de los objetivos de estabilidad y crecimiento.
Lo que no hay es mejoramiento de la distribución del ingreso, ni reducción de pobreza. A lo sumo, alguna recuperación de parte de los empleos perdidos desde que estalló la crisis financiera en el segundo semestre de 2008. Quiera Dios que el FMI tenga razón.
Los ingresos garantizados por el organismo internacional ayudan este primer semestre a la estabilización del déficit oficial. Mientras la política electoral entretiene al gobierno y los partidos, los principales responsables de la sombra ominosa que tiene la economía dominicana, obtienen más de 100 millones de dólares por operaciones de venta de activos, dineros que en justicia debían ingresar a las arcas del Estado.
En 2002, el Banco Central registraba un déficit cuasi fiscal de apenas 6,905 millones de pesos, absolutamente manejable, sin que ello representara amenaza alguna sobre los agregados monetarios. Pero el fraude en varias instituciones bancarias, en el 2003, elevó ese déficit a 60 mil millones de pesos.
El costo financiero, que se estimó al inicio en 30 mil millones de pesos, aproximadamente, se fue agregando y el déficit se ha convertido en una bola de nieve, pese a la reducción de las tasas de interés que paga el Banco Central por los certificados que coloca. En 2004, el déficit pasó a 101,966 millones, en 2005 a 133,115 millones y en 2006 a 157,874 millones.
No ha habido forma de contener el crecimiento de esa deuda del gobierno con el Banco Central que fue creada por los banqueros corruptos. En el 2007 subió a 175,867 millones. Al año siguiente subió a 186,761 millones y el año pasado terminó en 194,044 millones. Al mes de abril de este año el déficit cuasi fiscal está en 198,158 millones de pesos -suma respetable, en cualquier circunstancia, en especial para una economía del tamaño de la nuestra.
Estamos hablando de un hueco de 5,504 millones de dólares, que pesa sobre las espaldas de la sociedad dominicana. Hubo ideas para resolver este déficit, paulatinamente, de modo que fuera desapareciendo. No ha ocurrido así. Lo hemos echado al olvido, mientras ese fardo pesa sobre la tasa de cambio, sobre las tasas de interés y mantiene contenido un sistema financiero que pudiera brindar mejores servicios a la sociedad y obtener más ganancias.
Santo Domingo, R.D., jueves, 22 de abril de 2010
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