viernes, 9 de julio de 2010

La Policía Nacional





Domingo Porfirio Rojas Nina

La Policía Nacional es parte alícuota e intrínseca del quehacer social del país, y padece una gran parte de ella los mismos sufrimientos y necesidades de esa legión de dominicanos que atraviesa grandes penurias.

Esa misma masa de hombres y mujeres uniformados que se forman en interés de preservar el orden, la propiedad y la paz, también es vejada, humillada y vapuleada y empujada, como el caso de Santiago. Ciertos agentes son asesinados, ejecutados, heridos y mutilados sus cuerpos, en el cumplimiento del deber. Sus miembros no son ingleses, franceses ni filipinos, sino dominicanos.

La delincuencia tiene raíces, pocas veces enfocadas a la luz de la ciencia y la realidad psicosocial, solucionadas o en vía de ello, es universal, pero jamás queremos ni se puede permitir aquí, reedición de la tragedia del noble pueblo mexicano, No solo la Policía y la Justicia, columnas vertebrales de la paz y el orden, deben participar, sino la sociedad en general, porque criticar es fácil, hacer y resolver es difícil.

No somos genuflexos, pedigüeños, lisonjeros ni molestosos. Me respeto para respetar a los demás, aunque me agrada reconocer valores, acciones positivas y a veces transmitirlas a cambio de nada, a no ser emociones, pero en la Policía mucho tienen que reflexionar antes que lamentar.

Pienso que la entidad pública más compleja en dirigir, es la jefatura policial, y así escuché al doctor Joaquín Balaguer, al decirme: “Señor secretario, doctor Nina, acompáñeme a la Policía, y al possesionar al titular de entonces, le dijo: “General: al subir esas escalinatas y ocupar su despacho, usted sabe lo que le espera”.

Y es innegable que el mayor general Guzmán Fermín, (foto) junto a sus estrategas, libra una batalla campal contra la criminalidad. Será reconocido cuando, serenas las pasiones, se analice imparcialmente su gestión. Si bien muchos agentes se han apartado de las normas, realizando actos repudiables, la Policía está repleta de hombres y mujeres honestos, íntegros. La democracia tiene sus limitantes. José Ortega y Gasset proclama: “Cuidado con la democracia, como norma política es buena, pero la democracia del pensamiento y el gesto; la democracia del corazón y la costumbre, es el más peligroso morbo que puede padecer una sociedad”.

La Policía necesita mayor asignación presupuestaria, fijación de un sueldo mínimo de diez mil pesos, más inversión en salud, locales y destacamentos dignos, chalecos y cascos antibalas, y una verdadera reforma, en la cual trabajamos más de un año en el 2001, luego mutilada en el Congreso Nacional por intereses particulares. Hay demasiados policías y militares pasando hambre. Profeso sincera amistad que pienso será imperecedera con Guzmán Fermín, y he ofrecido humilde colaboración, pero nunca le he solicitado nada, sino para terceros y sectores diversos del país, agradeciéndole su gentileza. Mi queridísimo amigo ha tenido que tragar en silencio, el acíbar soportando con respeto los denuestos a su alta investidura y autoridad legítima, que no ocurren en otros países. Por eso os digo: La única forma de regenerar y transformar al país es cuando cada quien cumpla con su deber. Ojalá así sea.

Santo Domingo, R.D., viernes, 09 de julio de 2010

(jcderojasnina@hotmail.com)

http://www.elnacional.com.do/opiniones/2010/7/9/53885/La-Policia-Nacional 

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