Erasmo Lara Peña
Muchos dicen: vale menos de unos 50 centavos de dólar, que es lo que cuesta una bala de 9 milímetros. Otros dicen que nada; y la mayoría que depende de quién es el muerto, pero en sentido general, es cierto que la vida de un ciudadano en nuestro país vale poco o nada. Esto tiene una relación directa con la manera en que el Estado cumple o deja de cumplir con sus responsabilidades sociales, esenciales para que exista un mínimo de seguridad física para la ciudadanía.
Sobre los efectos de la violencia institucional que esta viviendo el pueblo dominicano, principalmente el pobre, se ha escrito mucho y se tendrá que seguir escribiendo, hasta que nuestros líderes políticos, religiosos, empresariales, de la sociedad civil, etc. comprendan que estamos transitando el camino de la autodestrucción. Pero mas que escribir, habrá que movilizar la sociedad civil para que haya verdaderos cambios en todos los sectores de la esfera de control social, no solamente en la policial, pero este tema lo trataremos mas adelante, porque no pasa una semana en la que un dominicano no caiga victima de la violencia policial, pues esta no tiene como tarea proteger a los ciudadanos sino los bienes de los poderosos.
El valor de la vida se refleja en las condiciones de trabajo y el cuidado por la seguridad física del trabajador, de manera que disminuyan los riesgos de accidentes, en la posibilidad de utilizar equipos adecuados, de que se reglamenten los horarios de trabajo, que existan compensaciones justas por accidentes, de que se preste atención a la vejez.
Tenemos que promover el valor de la vida humana. No en términos de pesos y centavos, sino en lo que significa: el fin supremo de la existencia. Y que el individuo disfrute una vida de calidad, como el objetivo máximo de la sociedad. Este es un concepto importantísimo para los cambios de paradigma que estamos promoviendo y para el concepto de democracia económica.
La calidad de la vida tiene que ver con la introducción de medidas que contribuyan al aumento del capital humano, a la creación de instituciones que promuevan el desarrollo sostenible de la vida humana a un nivel aceptable de acuerdo con las normas dictadas por los derechos humanos. Esa calidad de vida requiere de un medio ambiente adecuado, un sistema de comunicación basado en las necesidades de la gente, oportunidades de recreación, de desarrollo humano en todas sus expresiones, de un sistema de gobierno que garantice la paz y la seguridad pública, de la participación ciudadana en la solución de sus problemas, en garantía de vida para las nuevas generaciones, en equidad y el concepto de igualdad, no sólo ante la ley sino también en la distribución de riquezas y posibilidades de bienestar, como dijimos anteriormente.
En una sociedad basada en tales principios, disminuyen las necesidades de consumismo de su población y hace que la gente se concentre en producir no sólo bienes materiales si no también espirituales y culturales lo que a su vez, contribuye al desarrollo del tejido social de la nación. Con un Estado basado en el bienestar común, la necesidad de “hacerse” de poseer bienes económicos por parte de los ciudadanos se modifica a favor de aquellos elementos esenciales para la supervivencia personal y el sentido de seguridad general.
Cuando la ciudadanía tiene acceso a una variedad de eficientes y adecuados servicios sociales, se disminuyen los costos de vida individual. Donde hay centros de vacaciones, no se necesita que la gran mayoría de la gente tenga casas de verano; donde hay teatros u oportunidades deportivas no es necesario para cada individuo poseer únicamente sus medios privados de diversión. Donde hay una cultura del deporte hay las posibilidades para disminuir las enfermedades que incapacitan así como el nivel de mortalidad, permitiendo que el individuo viva más tiempo y con mejor calidad de vida, reduciendo así el nivel de inversión en cuidados médicos no preventivos.
Con un Estado que promueva el bienestar social, la inversión en la educación se convierte en el elemento principal para la inversión en el capital humano del país. Es la buena y adecuada educación colectiva, donde una de cuyas funciones es la de formar individuos completos y a la vez darles los instrumentos de participación en las actividades productivas y no productivas de la sociedad.
Un elemento importantísimo con respecto a la calidad de la vida es la dignidad humana. La dignidad humana traducida a que no hay que someter al individuo a procesos vejatorios en el funcionamiento de la justicia, por ejemplo. Se preserva la dignidad humana cuando cada individuo puede, a través de sus esfuerzos personales, ejercer su derecho social al trabajo, a la educación, a la libertad de movimiento, a ser tratado con respeto por las instituciones del Estado garantizando sus derechos y deberes. Se promueve la dignidad humana cuando los individuos son valorados por sus propios esfuerzos, no por su pertenencia a grupos de poder y privilegios. Se promueve la dignidad humana cuando la creencia religiosa, las preferencias sexuales, ser hombre o mujer, su color o su procedencia étnica o nacional no son los factores determinantes para el acceso del individuo a una justicia imparcial y al disfrute de derechos humanos inalienables.
La dignidad humana es una dimensión importante de los derechos humanos. Se promueve la dignidad humana, cuando se ofrecen oportunidades al individuo de salirse de su propia circunstancia y ver a otros individuos como seres humanos y como partes esenciales del conglomerado social.
Promover la dignidad humana es promover medios para que la pobreza extrema desparezca y así cada ciudadano tenga un nivel de vida aceptable. No es eliminar la riqueza, es distribuir los beneficios económicos y sociales al mayor número de personas posibles para que estas no se sientan en un estado de dependencia económica, pero sí como parte integral de la sociedad.
El respeto a la dignidad humana implica ofrecer salarios decentes, condiciones de trabajo adecuadas, derecho a servicios médicos para enfermedades físicas y emocionales. También significa ofrecer oportunidades para que el minusválido aprenda, trabaje y disfrute de su ambiente físico y cultural.

Uno de los rasgos principales que distingue a algunos países desarrollados, como por ejemplo los escandinavos, Canadá, Japón, entre otros, es el valor que le dan a la vida de sus ciudadanos. La organización social y los proyectos de inversión social se hacen en función de respetar y promover la calidad del nivel de vida de los ciudadanos.
La seguridad social, como un mecanismo de beneficios sociales, exige que las condiciones de trabajo de los obreros garanticen esa calidad de vida. Pero en nuestro caso, generalmente vemos que existe mayor seguridad en una piscina de un club de gente rica que en el entorno de trabajo de un técnico electricista montando una línea de alto voltaje.
Tenemos que revalorizar nuestra definición del valor de la vida humana, dándole todo su alcance. Y esto tenemos que traducirlo en cosas como medidas higiénicas, seguridad en el transporte, la manera en que se protege al ciudadano en la calle, en los hospitales, en las cárceles.
En ese sentido, una de las formas de más impacto social en la instrumentación de políticas de derechos humanos es la de la acción policial, que se traduce en la preservación de la integridad física y emocional del ciudadano. (El autor es Educador y diplomático, director del Centro Dominicano para la Paz.)
Santo Domingo, R.D., viernes, 09 de julio de 2010
Elara.paz@gmail.com
http://www.clavedigital.com/App_Pages/opinion/Firmas.aspx?Id_Articulo=18042
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