lunes, 2 de agosto de 2010

Atila, rey de los hunos





Cosette Álvarez

Durante la campaña electoral de 1982, Juan Bosch dijo: "Los dominicanos saben muy bien que si tomamos el poder, no habrá un peledeísta que se haga rico con los fondos públicos; no habrá un peledeísta que abuse de su autoridad en perjuicio de un dominicano; no habrá un peledeísta que le oculte al país un hecho incorrecto o sucio o inmoral."

Efectivamente, no es uno el número de peledeístas que se han hecho ricos con los fondos públicos; no es uno el número de peledeístas que han abusado de su autoridad en perjuicio de los dominicanos - y más de las dominicanas; ni es uno el número de peledeístas que han ocultado al país cualquier cantidad de hechos incorrectos, sucios o inmorales, como si se tratara del más estricto apego a un código de conducta.

De ninguna manera estoy planteando que los demás partidos que se han visto con todo o con parte del poder no hayan hecho lo suyo, pero apenas quedaron como corruptos. Sí, los peledeístas tienen razón cuando se colocan fuera del concepto de corrupción: no los abarca.

Atila, rey de los hunos.

Son como Atila, aquel joven rey de los hunos que encontró “la espada de Dios” y la convirtió en su azote; de ambición desmedida, que en corto tiempo se vio con mucho más poder del que podía manejar; de rápido progreso – no de desarrollo - y juraba que por donde su caballo pisara no crecería más la hierba. Tampoco le faltó quien lo considerara un héroe, eso sí, bien lejos de su reino.

El mensaje que la población está recibiendo es demoledor. El trabajo está hecho: cada vez son más quienes carecen de resistencia para esperar a que este ciclón batatero pase, quienes no entienden que hasta la ciruela pasa, así que el PLD también va a pasar, y adquieren desesperadamente sus boletos para montarse en el codiciado tren de la fama y la fortuna.

Dicen que la abortada industria del cine fracasó por falta de guionistas. Nos sobran, de gran creatividad. Es que no necesitamos hacer películas, porque ni la mejor de ellas retrataría nuestra inexplicable y vergonzosa complicidad.

Reproducido de www.quisqueyadigital.com/
http://www.desdemiescritoriord.blogspot.com/

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