Juan Taveras Hernández (Juan TH)
El 26 de septiembre de 1963 el profesor Juan Bosch, líder del Partido Revolucionario Dominicano entonces, escribió una carta que, a propósito del 47 aniversario de su derrocamiento como presidente constitucional de la República, vale la pena recordar.
El propio Bosch leyó la carta al pueblo dominicano. Y dijo: “Ni vivos ni muertos, ni en el poder ni en la calle se logrará de nosotros que cambiemos nuestra conducta. Nos hemos opuesto y nos opondremos siempre a los privilegios, al robo, a la persecución, a la tortura”.
“Creemos en la libertad, en la dignidad y en el derecho del pueblo dominicano a vivir y a desarrollar su democracia con libertades humanas pero también con justicia social. En siete meses de gobierno no hemos derramado una gota de sangre ni hemos ordenado una tortura ni hemos aceptado que un centavo del pueblo fuera a parar a manos de ladrones”.
“Hemos permitido toda clase de libertades y hemos tolerado toda clase de insultos, porque la democracia debe ser tolerante; pero no hemos tolerado persecuciones ni crímenes ni torturas ni huelgas ilegales ni robos porque la democracia respeta al ser humano y exige que se respete el orden público y demanda honestidad”.
“Los hombres pueden caer, pero los principios no. Nosotros podemos caer, pero el pueblo no debe permitir que caiga la dignidad democrática”.
“La democracia es un bien del pueblo y a él le toca defenderla. Mientras tanto, aquí estamos, dispuestos a seguir la voluntad del pueblo”.
Así hablaba un hombre que a pesar del golpe de Estado continuaba creyendo en la democracia como sistema de gobierno. Luego se hizo marxista y terminó sus días en la ignorancia fruto de la enfermedad que aniquiló sus facultades intelectuales.
(Y así, sin memoria, y sin luces, fue llevado por sus alumnos al acto más ignominioso de su vida: La firma del Pacto por la Democracia, racista y perverso, junto a Joaquín Balaguer, para cerrarle al paso al Palacio Nacional a quien fuera por muchos años su hijo y alumno político y moral más aventajado, José Francisco Peña Gómez)
“Nos hemos opuesto y nos opondremos siempre a los privilegios, al robo, a la persecución y a la tortura”, dice la carta de Bosch. Una buena parte de sus alumnos se han valido de todos los privilegios que puede dar el poder. Una buena parte de sus alumnos hoy en el gobierno, han robado a manos llenas. Se han enriquecido con la pobreza del pueblo.
“Los hombres pueden caer, pero los principios no”. Los principios. ¿Cuáles principios? Ese concepto desapareció del PLD. Lo que importa en la nueva filosofía del PLD son los resultados. El poder por el poder. El poder para poder robar y envilecer al pueblo con dádivas, como si fuera un mendigo.
“…la democracia respeta al ser humano y exige que se respete el orden público y demanda honestidad”. ¿Honestidad? ¿Dijo honestidad? ¿Con qué se come “honestidad” en el PLD y el gobierno de Leonel Fernández? ¿Con sobrevaluaciones, contratos grado a grado, comisiones de hasta un 30%, nominas y nominillas, salarios millonarios, barriles y barrilitos, préstamos clandestinos, narcotráfico, violencia, y demás yerbas aromáticas?
“Nosotros podemos caer, pero el pueblo no debe permitir que caiga la dignidad democrática”.
La “dignidad democrática”. ¿Qué significaba para Bosch la “dignidad democrática”? ¿Acaso respeto por las instituciones y por las leyes? ¿Acaso gobernar para el pueblo con sentido de justicia y equidad?
El alzhéimer que padeció Bosch lo padecen hoy, acomodado a sus mezquinos intereses económicos, todos los peledeístas que han olvidado la práctica y las enseñanzas de su líder.
Santo Domingo, R.D., martes, 05 de octubre de 2010
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