martes, 18 de enero de 2011

Condena por tráfico



Editorial 

Nadie puede poner en duda que la República Dominicana es un país de tráfico de toda índole, sobre todo desde la desgracia que hace un año asoló a Haití.

Nadie tampoco pone en duda que dentro de ese abanico de tráfico uno de los más recurrentes y lucrativos es el de personas.

Hay un monitoreo sobre el país en materia de tráfico humano.
De todos los tráficos esta modalidad es la más inhumana, que involucra a niños, de manera particular.

Hay una advertencia hecha. Si las autoridades no ponen sus mejores esfuerzos para combatir el tráfico humano entonces habrá sanciones contra el país.

Eso se traduce en una fuerte advertencia; seguida de una notificación escalofriante, que tiene que ver con la suspensión de ayuda económica y militar, el bloqueo de algunas exportaciones a Estados Unidos y el veto en organismos como el FMI y el Banco Mundial.

Las autoridades podrán argumentar que se hacen esfuerzos para  que el país sea fuente impedir  el  tránsito y destino de hombres, mujeres y niños sujetos a tráfico; podrán presentar informes abultados y algunos arrestos, pero la realidad supera de manera dramática los argumentos, esfuerzos y arrestos.

No se trata de dar una respuesta aislada. Hay que trabajar en una solución efectiva y consistente en el tiempo, profunda, humana y social al problema migratorio.

Santo Domingo, R.D., martes, 18 de enero de 2011.

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